Para monseñor Francisco Javier Acero Pérez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México, el “mayor pecado” ha sido normalizar la violencia en el país, que ha dejado al menos 10 sacerdotes asesinados desde 2018.
En entrevista con la periodista Mónica Garza para ADN40, el obispo abordó la violencia contra sacerdotes en México, a dos semanas del homicidio del padre Marcelo Pérez Pérez, ocurrido en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Mónica Garza, también columnista de La Razón, le preguntó sobre la persecución al sacerdocio católico por parte del crimen organizado debido a su labor en comunidades remotas.
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Al respecto, el monseñor Acero Pérez señaló que en “la Iglesia Católica sabemos cosas y, a veces, la verdad nos hace libres, también a la verdad se le persigue”.
Ante la asechanza de la delincuencia, el eclesiástico recordó que una de las encomiendas directas del Papa Francisco fue estar presentes donde la gente “está sufriendo”.
“Tenemos que seguir con el pueblo y no perder la esperanza. Cada miembro de la iglesia, sacerdote o laico, es un faro de esperanza en medio de esta situación de violencia que lo que hemos hecho es normalizarla y para mí ese es el mayor pecado”Monseñor Francisco Javier Acero Pérez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México
La época “más sangrienta" para la Iglesia, desde el 2000
Mónica Garza preguntó al monseñor Acero Pérez sobre las acciones de la Iglesia antes la intimidación a sacerdotes en las “zonas más calientes”, a lo que éste respondió que “cuando se amenaza, al final lo que se hace con el obispo es cambiarlo”.
“¿Han cambiado a muchos sacerdotes ya?, ¿mas o menos cuántos sacerdotes..?“, cuestionó Mónica Garza,
“No te podría decir, porque es un número inmenso y además no son solo las diócesis, también las órdenes religiosas“, respondió el obispo, quien señaló que, pese a que en el siglo pasado la Iglesia pasó por momentos críticos, ”del 2000 al 2024 ha sido la época más sangrienta“.
Por ello, el Monseñor Acero Pérez afirmó que la Iglesia siempre estará dispuesta a dialogar con cualquier gobierno para combatir la violencia contra religiosos.
“Y creo que hay que sentarse. La Iglesia siempre va a estar dispuesta, sea quien sea el gobierno, a sentarse, a dialogar y a crear estrategias juntos. (...) Con algunos gobernadores ha habido diálogo, pero también hay cansancio, porque se promete y luego a la gente se le deja sola”, mencionó el obispo auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México.
cehr