Hay quien piensa que la actitud de la excandidata del Partido Demócrata a la Presidencia de Estados Unidos, Kamala Harris, es una lección de civilidad democrática que deberían aprender ciertos políticos mexicanos. Kamala perdió por 7 puntos porcentuales, pero no tuvo empacho en reconocer su derrota, sin regateos. En cambio, el pasado 2 de junio la alianza opositora perdió por una diferencia de 30 por ciento, y aún así, los dirigentes del PRI, Alejandro Moreno; del PAN, Marko Cortés, y del PRD, Jesús Zambrano, proclamaron “ganadora” a su candidata, y luego impugnaron la elección, a sabiendas de que habían perdido por goliza. Ayer, Harris dijo: “Un principio fundamental de la democracia es que, cuando perdemos, aceptamos los resultados”. Pero en nuestro país, en lugar de aceptar con decoro la derrota, la oposición prefirió hacer el oso en los tribunales, al reclamar “fraude” sin presentar pruebas. Por eso, nos dicen, la oposición la está teniendo difícil para figurar, para al menos lograr que sus posiciones se consideren respetables. Uf.