Y fue el embajador Ken Salazar el que ayer tronó contra la política de seguridad del Gobierno del presidente López Obrador conocida como “abrazos y no balazos” al advertir que no funcionó. Los señalamientos del diplomático han provocado por parte de la Cancillería el envío de una nota diplomática. Un gesto que podría considerarse una especie de tarjeta amarilla. No ha sido fácil, nos recuerdan, el último año de gestión de Salazar, pues con el arranque del nuevo Gobierno una de las primeras medidas que se tomaron fue la ajustar los canales de comunicación para establecerlos vía la Secretaría de Relaciones Exteriores. Antes tampoco la había tenido fácil, pues debió de sostener el rechazo de su gobierno a la reforma en materia judicial por la elección de jueces, la cual provocó que el expresidente López Obrador estableciera con él una “pausa”. A últimas fechas el triunfo de Trump avizora un muy posible relevo. Lo que sea que ocurra, Salazar no ha dejado duda de su sentir respecto a la política contra el crimen de nuestro país.
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