La condena histórica expone el vínculo entre funcionarios mexicanos y el narco; la justicia dice que traicionó a México, donde tenía un cargo de alto nivel.
Este año, por primera vez en la historia, un exsecretario de Estado mexicano fue sentenciado en Estados Unidos. Se trata del extitular de Seguridad Pública Genaro García Luna, quien el 16 de octubre recibió una pena de más de 38 años de prisión por un tribunal en Nueva York, tras ser declarado culpable de cargos relacionados con narcotráfico y conspiración para distribuir drogas en Estados Unidos.
García Luna, quien ocupó su cargo entre 2006 y 2012 durante el gobierno panista de Felipe Calderón, fue acusado de recibir millonarios sobornos del Cártel de Sinaloa para garantizar su operación sin interferencias.
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Durante el juicio, testigos clave, incluidos antiguos miembros de cárteles y colaboradores cercanos, describieron cómo el exfuncionario utilizó su posición en el poder para proteger y facilitar las actividades del narcotráfico.
La fiscalía de Estados Unidos argumentó que García Luna no sólo traicionó a México, sino que también contribuyó a fortalecer a uno de los cárteles más poderosos del mundo. Por su parte, la defensa del exsecretario sostuvo hasta el final su inocencia, al señalar que las acusaciones carecían de pruebas físicas contundentes y se basaban en testimonios de criminales con intereses propios.
La sentencia generó una amplia reacción en México, donde se ha debatido su impacto en la estrategia de seguridad nacional y el legado de la llamada “guerra contra el narcotráfico”.
Algunos sectores ven el fallo como un avance hacia la rendición de cuentas, mientras que otros exigen investigar a los altos mandos que colaboraron o permitieron estas acciones.