El pasado 29 de diciembre, The New York Times publicó el reportaje “Así es un laboratorio de fentanilo del Cártel de Sinaloa”, en donde a través de algunos vídeos y fotografías retrató la presunta forma de elaborar la droga sintética. Sin embargo, el gobierno mexicano aseguró que dicha versión no es posible, ya que en el material presentado no se aprecia el cuidado que deben tener las personas implicadas en el proceso de producción.
El reportaje realizado por las periodistas Natalie Kitroeff y Paulina Villegas narró el proceso mediante el cual unos “cocineros” realizaron fentanilo.
Horas después de la publicación del reportaje, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo la descalificó y anunció que este 2 de enero mostraría las razones por las que el documento periódico carecía de sustento.
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Sin embargo, horas después el medio estadounidense se pronunció para respaldar la labor de las personas involucradas en la producción del reportaje.
A través de las redes sociales del medio se dio a conocer un breve comunicado en donde respondieron “a las críticas hechas a nuestros informes sobre la producción de fentanilo en México”. De igual manera, refrendaron su confianza en la investigación.
“The New York Times tiene absoluta confianza en nuestros reportajes sobre la producción y realización de pruebas con fentanilo en México. Nuestras periodistas pasaron meses investigando la industria del fentanilo, citaron oficialmente a funcionarios y exfuncionarios mexicanos sobre estos temas y documentaron la operación de un laboratorio de fentanilo en Sinaloa. Respaldamos plenamente la reportería”, compartió el medio.
México afirma que no es verosímil
Esta mañana el director general del IMSS Bienestar, Alejandro Svarch Pérez, explicó por qué no se podría fabricar fentanilo en una cocina doméstica como se mostró en un reportaje publicado por The New York Times.
Aseguró que resulta poco verosímil que, dada la alta exposición a sustancias letales, se fabrique fentanilo con mínimas medidas de seguridad y protección.
El director del IMSS informó que la dosis de toxicidad de fentanilo comienza en 0.2 miligramos, equivalentes a tres o cuatro granos de sal. Debido a ello, se requieren medidas de protección adecuadas (como las máscaras de gas usadas por las periodistas) para no poner en riesgo la vida de las personas que se encuentran expuestas al mismo.
Hizo énfasis en el sistema de ventilación que se necesitaría para fabricar fentanilo de forma clandestina. Y es que durante el proceso de elaboración se expiden vapores que pueden ser sumamente tóxicos, por lo que una ventana de un metro cuadrado no sería suficiente para la correcta circulación del aire.
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LMCT