Vaya par de escenarios contrastantes. Y es que resulta que en Chiapas el primer resultado de relevancia de la estrategia de seguridad aplicada por el nuevo gobernador, Eduardo Ramírez Aguilar, es la detención del alcalde de Frontera Comalapa, José Antonio Villatoro Herrera. El edil está acusado de corrupción, pero tiene carpetas abiertas por desaparición forzada, homicidio, extorsión y delincuencia organizada. Dicen los observadores que su captura es un mensaje para los grupos que durante varios años tuvieron bajo su control Comalapa y otros municipios de la sierra y de la frontera, en el sentido de que se restablecerá la legalidad. Ah, pero claramente otro escenario distinto es el que se está dando en Tabasco, donde es el crimen organizado el que está apretando a la autoridad, porque resulta que se dio un nuevo ataque a tiros en un bar con saldo de 7 personas muertas y 5 heridas. En el edén la cosa está tan complicada que ya la autoridad federal está interviniendo. Sin duda el gobierno de Manuel Merino dejó una pésima herencia, pero el actual de Javier May se tiene que apurar a revertirla.