Durante el ciclo escolar 2022-2023, 28.2 por ciento de las primarias reportó alguna carencia de recursos básicos como agua, electricidad y sanitarios, ante lo cual organizaciones en favor de la educación señalaron que programas como La Escuela Es Nuestra (LEEN), que incluso para este año tuvo un recorte del 11.8 por ciento, no son suficientes para satisfacer las necesidades de infraestructura de las escuelas.
De acuerdo con los indicadores nacionales de la mejora continua de la educación, 28.2 por ciento de las escuelas de este nivel tienen carencia de alguno de los servicios básicos, lo que implica a 24 mil 448 de los 86 mil 695 planteles.
A pesar de la situación, este esquema, que canaliza recursos destinados a dignificar las condiciones de los espacios educativos públicos a través de programas de infraestructura, pasó de 28 mil 358 millones 345 mil 059 pesos en el gasto del 2024 a 25 mil millones de pesos para este año.
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Durante el ciclo escolar 2022-2023, 4.9 por ciento de las escuelas primarias a nivel nacional no contaba con electricidad; es decir, cuatro mil 248 planteles.
Además, 18.1 por ciento de las escuelas no tenía agua potable, lo que se traduce en 15 mil 692 escuelas, mientras que 14.1 por ciento de las instituciones no contaba con lavamanos; es decir, 12 mil 224 planteles.
Asimismo, 0.4 por ciento carecía de sanitarios, lo que implica que 346 escuelas primarias no contaban con este servicio.
Frente a este panorama, María Teresa Gutiérrez, directora de monitoreo de indicadores en la organización Mexicanos Primero, mencionó que el programa La Escuela es Nuestra no es suficiente para solucionar los problemas de infraestructura que tienen las escuelas en México.
“Hay estudios del Banco Mundial que señalan que un entorno favorable siempre es más propicio para que se den los aprendizajes de las niñas y los niños; esto es, contar con agua potable, electricidad, sanitarios, servicio de lavado de manos. Pareciera que no, pero sí va a redundar en que las niñas y los niños aprendan lo que tienen que aprender en la escuela. A esto le podemos sumar otras carencias que encontramos en las escuelas del sistema educativo mexicano.
“Encontramos también carencias en el sentido de acceso a computadoras. Tenemos un 45 por ciento de las escuelas en México; esto es casi cinco de cada 10 escuelas que no cuentan con computadoras con fines pedagógicos; no tenemos conexión a Internet en prácticamente seis de cada diez escuelas”, apuntó la especialista.
Señaló que la falta de infraestructura adecuada para las necesidades de los pequeños puede ser un motivo para que éstos abandonen la escuela. Además, comentó que el programa La Escuela es Nuestra es un esquema emblemático de la administración pasada y que se seguirá aplicando durante la actual.
“Es un programa en el que estamos viendo ya, de entrada, un recorte de recursos respecto a lo que traía el año anterior. Empezó como un programa para hacer proyectos de infraestructura a través de los comités de participación de las escuelas, pero al que después se le agregaron otros objetivos, como dar desayunos escolares, poder atender las cuestiones de la jornada ampliada; es decir, le fuimos colgando más al árbol de Navidad, sin tener una división clara de cómo los recursos se pueden aplicar a uno u otro de los objetivos”, explicó.
Refirió que el programa ha sido criticado por no resolver de manera efectiva los problemas de infraestructura, ya que los comités eligen a qué dirigir los recursos y hay grandes problemas de transparencia en el tema.
Al respecto, la investigadora Patricia Ganem Alarcón, representante de la organización Educación con Rumbo, destacó los desafíos que enfrentan las escuelas que carecen de servicios básicos como agua, electricidad y acceso a Internet.
“Hay dos tipos de afectaciones: una que tendría que ver con la gestión de la propia escuela; es decir, una institución que no cuenta con baños, con agua corriente, con conectividad, lo que va a generar es ausentismo de las escuelas o mala calidad del trabajo de los profesores o falta de permanencia y, por el otro lado, es un poco el clima de trabajo”, señaló.
Apuntó que hay tres tipos de escuelas que tienen problemas con la falta de servicios: Escuelas rurales e indígenas, escuelas que no cumplen con los requisitos para acceder a los presupuestos y escuelas que reciben recursos, pero que los administran mal.
“Yo creo que ningún presupuesto público va a alcanzar; eso a mí me queda clarísimo. Necesitamos apertura de los programas o las reglas, o un formato de alianza con la iniciativa privada en donde empresarios o las personas que quieran hacer donativos puedan apoyar a las escuelas en rubros muy, muy específicos; a mí me parecería que tendríamos que trabajar por ahí”, comentó la investigadora.