Atinada, nos dicen, la respuesta de la Presidenta Claudia Sheinbaum a la nueva baladronada de Donald Trump, quien planteó cambiar el nombre de Golfo de México por Golfo de América. Sin caer en la confrontación ni en descalificaciones contra quien dentro de 11 días será su homólogo, Sheinbaum recurrió a una argumentación histórica y jurídica para demostrar la inviabilidad de la ocurrencia del magnate que gobernará nuevamente al vecino del norte. La mandataria de nuestro país propuso ayer, no sin un dejo de ironía, usar el nombre de América Mexicana, el cual quedó asentado en la Constitución de Apatzingán de 1814. Pero más allá de la respuesta, muchos consideran que lo más importante fue que Claudia no le dejó pasar a Trump ni lo del Golfo ni su afirmación de que los cárteles de la droga gobiernan en México. El mensaje que va quedando, nos dicen, es que la Presidenta de México siempre estará dispuesta a la colaboración, pero sin sumisión. Ahí el dato.