Y fue Bertha Alcalde, quien ayer acudió ya en su calidad de fiscal de la Ciudad de México a su primera reunión del gabinete de seguridad del Gobierno capitalino. Ella misma informó que “ahora estamos trabajando arduamente con las distintas coordinaciones de la Fiscalía para elaborar a detalle nuestro plan de trabajo, que ya se ha esbozado en el proceso de selección de fiscal y el cual les presentaremos próximamente”. Ha sido un arranque discreto, sin aspavientos. Nada que ver con el acalorado debate que antecedió su designación en el cargo. A la nueva fiscal le toca, como lo anticipó, el reto de ampliar el acceso a la justicia, mejorando la atención a la ciudadanía, y también el de efectuar litigios sólidos para que los delincuentes capturados reciban penas ejemplares y se cierren así los espacios por donde se cuela la impunidad. Como la mayoría de las fiscalías del país, deberá remontar carencias y atender delitos que repuntan como en el caso de la capital, el de violencia familiar. Pendientes.