Muy grave, nos dicen, el hecho de que sicarios hayan arrojado ayer el cuerpo de un agente de investigación asesinado a la entrada del Congreso de Sinaloa. Se trata, a todas luces, de un mensaje del crimen organizado, en el sentido de que está más activo que nunca y de que sigue operando en el corazón de la entidad. Los grupos delictivos que están en pugna pueden moverse con toda libertad por las calles de la capital del estado, lo que les permitió, con la claridad de las 9 de la mañana, llegar hasta la sede de uno de los Poderes estatales y dejar ahí un cuerpo con una cartulina encima, y posiblemente hasta cometer ahí mismo el asesinato, como algunos aseguran. Esto es posible, porque las autoridades estatales, encabezadas por un gobernador muy preocupado porque se llevarán al futbol a una entidad más segura, no imponen respeto. Con la acción de ayer, nos aseguran, más allá de lo que diga el Sr. Rocha, los capos dejaron claro quién tiene el control de las calles en Culiacán.