Después de haber cruzado, el mes pasado, acusaciones graves, según los cuales en los tiempos de uno se hicieron “negocitos” mientras que en los del otro se tomaron “guardaditos”, y todo derivado de que uno le recortó el presupuesto al órgano que encabeza el otro, resulta que ayer se reunieron Ricardo Monreal y Adán Augusto López. Y no sólo eso, sino que se tomaron una foto abrazados y sonrientes. Los coordinadores de los legisladores morenistas en Diputados y el Senado buscaron así darle la vuelta a una página que desató fuertes tensiones dentro del partido guinda. Nos hacen ver que el que fumaran la pipa de la paz era de esperarse, porque de plano estaban protagonizando una muy temprana confrontación. Aunque también, nos dicen, pudieron haber motivado su renovada amistad las versiones de sus malquerientes que ya les estaban buscando relevo. Uf.