Nos recomiendan no irnos con la finta en el caso Sinaloa. Si bien la indignación de los ciudadanos por la crisis de violencia, que parece no tener fin, es legítima y comprensible, nos hacen ver que el golpeteo hacia el gobernador Rubén Rocha no es tan espontáneo. Desde la primera marcha, el pasado jueves, se vio entre la multitud a varios políticos de oposición. Y ayer manifestantes le pidieron a la diputada local del PRI, Paola Gárate, que saliera del contingente. “Fuera los políticos, no queremos que ensucien nuestra marcha”, dijo ante los medios un padre de familia. En algunas transmisiones en vivo se atribuyó a militantes de partidos opositores las arengas y pintas en contra del gobernador. La molestia de quienes han perdido a un ser querido o que han tenido que cerrar su negocio está justificada, pues la crisis de violencia ha causado muchos estragos. Pero la intromisión de políticos en las protestas no ayuda, por el contrario, las desvirtúa. Ahí el dato.
