Mientras continúan los hechos de violencia en Sinaloa, el gobernador del estado, Rubén Rocha Moya, acudió ayer a la Ciudad de México para buscar el apoyo de los legisladores de su partido, Morena, y del Gobierno federal, quienes cerraron filas con él, tras escuchar su petición de “confíen en mí” porque, dijo, son falsas las imputaciones en su contra de supuestos nexos con el crimen organizado.
Senadores y diputados federales morenistas lo arroparon frente a las acusaciones que lo vinculan con el Cártel de Sinaloa e Ismael El Mayo Zambada, en tanto que, en una reunión previa con la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, se ratificó el apoyo total del Gobierno federal para hacer frente a la inseguridad en el estado.
Rocha reconoció que a pesar de las acciones implementadas en su entidad para hacer frente a los grupos criminales y detener los enfrentamientos entre ellos, “no tenemos todavía una clara idea de cuándo van a terminar (la violencia), seguimos en la contienda, enfrentando la situación”.
En una exposición de media hora en el Senado, acusó a los medios de comunicación de magnificar los hechos de violencia. “Hemos estado enfrentando el problema, que se ha focalizado fundamentalmente en el municipio de Culiacán y con incidentes en municipios aledaños (…) Nosotros, con el apoyo decidido de la Presidenta, hemos estado conteniendo la situación.
El vicecoordinador de Morena en el Senado, Ignacio Mier, declaró incluso que Rocha Moya “tiene todo un prestigio que lo acompaña, un luchador de izquierda”. Recordó que el gobernador fue el primero en denunciar el flagelo del crimen organizado que hay en Sinaloa, y responsabilizó de ello al exmandatario Francisco Labastida, que gobernó la entidad hace 32 años.
En San Lázaro, Rubén Rocha y el diputado Ricardo Monreal se quedaron atrapados varios minutos en el elevador, debido a la sobrecarga de personas.