Con la detección de varias contradicciones en la información brindada al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), salieron a la luz nuevos posibles paraderos de los 43 normalistas, incongruencias en los reportes y comunicación permanente entre autoridades durante la agresión a los estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos.
Algunos de los documentos militares obtenidos por los expertos, consignados en su último informe del grupo, muestran significativas inconsistencias, como el hallazgo del cuerpo torturado y desollado de Julio César Mondragón, uno de los estudiantes, que fue reportado por militares de dos batallones distintos en dos lugares diferentes.
El lugar donde se encontró el cuerpo de este normalista, según la 35 Zona Militar, habría sido Mexcaltepec, municipio de Taxco de Alarcón. Los reportes oficiales señalan, en cambio, que fue en la zona industrial de Iguala y que fue localizado por el 41 Batallón de Infantería tras una llamada anónima.
No obstante, documentos y declaraciones del 27 Batallón de Infantería señalan que fue éste el que llegó al lugar. El GIEI determinó que existen también contradicciones sobre la hora del hallazgo.
Se tiene conocimiento, por los documentos de la 35 Zona Militar, que fue localizado en Mexcaltepec, lugar al que los miembros del grupo de expertos reconocen como un posible destino de los normalistas.
No es posible que, en un espacio tan pequeño, como lo es Iguala, y con tantas policías, haya pasado un hecho tan grande, no es concebible lo que pasóÁngela Buitrago, Integrante del GIEI
Otros dos posibles paraderos que los integrantes del GIEI dan, como resultado de las investigaciones tras ocho años, es la Barranca La Carnicería, sitio en donde se localizaron los restos de los normalistas Christian Alfonso Rodríguez Telumbre y Jhosivani Guerrero Cruz.
A pesar de ello, los expertos independientes Ángela Buitrago y Carlos Beristain aseguran que no saben la manera en cómo llegaron hasta ese sitio, pista que le corresponde seguir a la Fiscalía General de la República (FGR).
El tercer sitio de un posible destino de los estudiantes es el municipio de Chilpancingo, debido a que documentos en poder del GIEI y testimonios de policías aseguran que, luego de dividir en dos grupos a los jóvenes y luego repartirlos en otros grupos, al menos 17 personas fueron trasladadas hasta la comisaría de Barandilla, en donde fueron golpeados y sometidos en el piso.
Los jóvenes estuvieron ahí, incluso algunos días después del ataque, cuando el caso ya estaba siendo investigado, lo que generó tensiones entre los propios criminales, quienes pedían internamente liberarlos para evitar consecuencias, situación que no se hizo, ya que fueron llevados a otro lado, que hasta el momento se desconoce.
“No es posible que, en un espacio tan pequeño, como lo es Iguala, y con tantas policías, haya pasado un hecho tan grande, no es concebible lo que pasó”, dijo Ángela Buitrago.
Otros hallazgos contenidos en el reporte fueron comunicaciones entre Francisco Salgado Valladares, subdirector de la Policía de Iguala en el 2014, con Gilberto N, El Gil, jefe regional de Guerreros Unidos, el 26 de septiembre de ese año, en los que confirman la detención de 17 normalistas “en la cueva”.
En otra conversación del 4 de octubre, entre el sujeto identificado como El Cholo Palacios, jefe de plaza en Iguala de Guerreros Unidos, y un policía de nombre Ramón, que no se sabe quién es y que no se ha investigado, se detalla: “Ya se encontraron las fosas que se señalaron inicialmente como donde podrían encontrarse los estudiantes desaparecidos”.
En la misma se habla de que “querían que les soltaran, aunque sea 10, como estuvieran, para calmar un poco”.
Esto, a decir del GIEI, da cuenta de que en ese momento se tenía en custodia a los normalistas, antes de su desaparición final.
Además, Buitrago y Beristain detallaron, en su último informe, que el ataque contra los estudiantes no se registró sólo en un sitio, ni en un solo lugar, ya que la agresión duró por lo menos cuatro horas en siete diferentes ubicaciones, en donde se registraron por lo menos 200 disparos de armas de fuego.
De acuerdo con los expertos, la ofensiva comenzó a las 21:20 horas y se extendió hasta las 01:30 horas del 27 de septiembre del 2014, cuando participaron autoridades de los tres órdenes de gobierno e integrantes del grupo criminal Guerreros Unidos.
Los dos primeros se llevaron a cabo entre las 21:20 y las 22:30 en la calle Galeana y plaza de Iguala, y Juan N. Álvarez, mientras que el segundo tuvo lugar en la zona del Palacio de Justicia. Tras esos dos ataques se registraron las desapariciones de los normalistas.
Minutos más tarde se dio el ataque en Santa Teresa al autobús del equipo de futbol Los Avispones. Dos más ocurrieron en la Colonia Pajaritos y en la calle 24 de Febrero, desde las 22:30 y hasta las 00:30 horas, contra los sobrevivientes del quinto autobús, que huían y trataban de protegerse de la persecución policial.
El sexto ataque se dio en la calle Juan N. Álvarez de nuevo, mientras los estudiantes sobrevivientes del primer ataque y otros que llegaron de la escuela daban una rueda de prensa, donde murieron dos normalistas, otro quedó gravemente herido y otras personas fueron igualmente lesionadas. La séptima y última agresión sucedió en Mezcala, en un retén montado por grupos de la delincuencia organizada, y donde fue herido un policía estatal.