La explanada del Teatro Morelos, en Toluca, fue el escenario donde Morena pretendía mostrar el músculo electoral en el Estado de México, pero pasó a segundo plano, porque sirvió para que, principalmente, Adán Augusto López mostrara su fuerza rumbo al 2024, con la presencia de un mayor número de tabasqueños.
Lo que debía ser un evento de la fuerza electoral de Morena, se convirtió en un mitin en torno a las “corcholatas presidenciales” y desplazaron a los mexiquenses con asistentes de otras entidades, como Tabasco, Querétaro, Ciudad de México, Zacatecas, Morelos, Jalisco y Tamaulipas.
Desde las 7:00 comenzaron a llegar los morenistas al evento por la “Unidad y movilización para que siga la transformación”, con todo y pase de lista, en camiones que los dejaron a unos pasos del Palacio de Gobierno, en el centro del Edomex.
En el lugar, los que no se daban abasto fueron los de las nopaladas, como son conocidas en Toluca; tacos de canasta, enchiladas, nieves, refrescos, papas, a los que se sumaron los vendedores de los típicos “souvenirs”, como los peluches de Andrés Manuel López Obrador.
Como hacía el PRI en sus épocas de fortaleza, los organizadores de Morena repartieron gorras, bolsas, camisetas y paraguas con el logo de ese partido, que tenían guardadas en camionetas que colocaron en el estacionamiento del Teatro Morelos.
Además, los aspirantes repartieron sus propias playeras, con leyendas a favor de Adán Augusto López, Marcelo Ebrard, Delfina Gómez, Higinio Martínez y hasta Horacio Duarte.
En los lugares más cercanos al templete estaban colocadas las porras de Tabasco, las de Adán Augusto López, mientras que hacia atrás replegaron a las huestes mexiquenses. También asistieron simpatizantes de Sheinbaum y Ebrard, que se encargaron de lanzar las porras en el momento en que tomaron la palabra.
Después de más de cinco horas de espera, el aplausómetro para los presidenciables de Morena fue poco entusiasta y, si acaso, los más animados fueron para Adán Augusto López y Marcelo Ebrard. De hecho, los menos de tres mil asistentes celebraron más cuando Mara Lezama los invitó a Quintana Roo que cuando tuvieron que aplaudir por los éstos.
En el templete se observaban rostros serios, como el de Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, pero quien sonreía y bromeaba era Adán Augusto López, quien platicaba con Ricardo Gallardo, que no dejaba de colocarse bloqueador en el rostro.
Mientras tanto, Cuauhtémoc Blanco buscaba “sombra” atrás de Marcelo Ebrard y Layda Sansores trataba de cuidar el maquillaje y mantener la sonrisa.