Los fenómenos naturales que causan desastres “impactan en mayor medida a las infancias, pues éstas sufren de manera física y emocional más de lo que lo hace un adulto”, aseguró la psicopedagoga Amada Gutiérrez Luna, especialista que forma parte de una brigada de ayuda comunitaria que revisa cómo reciben las infancias apoyo en un desastre natural, y pidió más empatía a la población ante las pérdidas que ha dejado el huracán John en México.
“La crisis climática no sólo está cambiando el mundo que conocemos, sino también está afectando nuestro bienestar, porque afecta nuestra salud mental y física, y, en especial, la de los niños y niñas; son niños y personas que viven de por sí marginados y en condiciones de pobreza, y esto viene a reforzarles todo ese entorno”, señaló.
El informe Nacido en el clima, publicado por Save the Children, advirtió de una crisis en la que se mostraba cómo los niños y niñas nacidos en 2020 se enfrentarán siete veces más a olas de calor abrasadoras durante su vida que sus abuelos, con el nivel actual de cumplimiento de los compromisos actuales de reducción de emisiones del Acuerdo de París, y que a su vez los nacidos en ese mismo año vivirán mayores fenómenos devastadores de la naturaleza.
Para la profesora Mara Cabrera, quien imparte clases en una escuela pública de Michoacán, los fenómenos meteorológicos suman a la deficiencia escolar de los menores; por ejemplo, dijo que “no se sabe cuánto vamos a durar ahora sin clases, por el impacto de John. Unos tres mil niños, al menos de este estado, definitivamente sí tendrían que dejar sus clases por lo menos un mes; antes fue el calor, ahora las lluvias; entonces, tenemos un problema nuevo que suma a su educación y su integridad”, dijo.
Señaló que, desde la pandemia, 70 por ciento de la población escolar no se ha podido regularizar y dice que mucho de ello tiene que ver con “fenómenos naturales que impiden a los niños asistir a clases”.