La variante de Ómicron JN.1, descendiente de Pirola, se convertirá en la reinante en algunas semanas en México, lo que debería poner a las autoridades en alerta y comenzar con la obligatoriedad del uso de cubrebocas y otras medidas, debido a que los últimos estudios aseguran que tiene nuevas formas de propagarse, entre las que se encuentra el agua residual y ya no por aire, aseguraron expertos.
Alejandro Sánchez Flores, investigador del Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica explicó a La Razón que la variante había pasado desapercibida, hasta que vieron que tenía diversas mutaciones, pues explicó que ya tiene otras maneras de infectar el organismo humano a través del intestino.
“Claro que sí, el repunte de casos que hay en el país es por el incremento de la variante JN.1, que ya se encuentra en varios países de Europa y Estados Unidos. Dicha variante desciende de Pirola (BA2.86) que durante mucho tiempo pasó desapercibida, pero ahora alertó que tenga muchas mutaciones. Ha adquirido tantas mutaciones que ya tiene otro mecanismo de invasión, que es por las células del intestino, debido a que encuentran este virus en el agua residual”, detalló.
El repunte de casos en el país es por el incremento de la variante JN.1, que desciende de Pirola. Ha adquirido tantas mutaciones que ya tiene otro mecanismo de invasión, que es por las células del intestinoAlejandro Sánchez<br>Especialista
El experto sostuvo que ahora el problema es que ya no está en el aire, sino en el agua, causando otros síntomas, como diarreas. De esta manera, dijo que en México no se han tomado medidas para revisar fronteras por su entrada, por lo que consideró que es cuestión de tiempo para que tenga una mayor presencia en el país.
Sánchez Flores mencionó que hay una fuerte cantidad de subregistros, pues los datos de epidemiología del Gobierno federal no muestran la realidad de lo que está sucediendo en México.
“En las vacaciones siempre se atrasa el registro y se disparaba hasta febrero, que es cuando se normaliza, pero ahora no hay ni eso, pues no hay muestreos. Nosotros ni siquiera sabemos si este año habrá presupuesto para seguir secuenciando”, explicó.
Señaló que este año querían instaurar la vigilancia del agua, pero desconoce a qué instancia pedir apoyo, pues no saben a qué institución le puedan solicitar un muestreo para revisar la presencia del virus.
Datos de la Secretaría de Salud (SSa) detallan que desde finales de noviembre comenzó a tener un aceleramiento la variante JN.1, dejando atrás a otras como la EG.5 o la XBB.1.16, de un total de 13 variantes del virus reconocidas por el Gobierno federal.
Hasta la semana 42, la dependencia federal tiene registradas siete secuencias; 57 por ciento son XBB.1.16; 15 por ciento son XBB; 14 por ciento son BA.5 y 14 por ciento son XBB.1.5. A la semana 43 se tienen registradas cuatro secuencias: 50 por ciento son XBB.1.16 y 50 por ciento son XBB.1.5.
Las semanas epidemiológicas 44 a 47 cuentan con dos o menos genomas totales depositados al corte. De estos, sólo hay un genoma JN.1 (sublinaje de BA.2.86 detectado en Ciudad de México en la semana epidemiológica 47).
Es importante que la misma sociedad tome sus medidas de protección, debido a que el Gobierno federal no va a regresar a las medidas restrictivas; por ello, es urgente ponerse al menos cubrebocasRodrigo Jácome<br>Virólogo de la UNAM
En este contexto, Rodrigo Jácome, virólogo de la UNAM, consideró que la única manera de combatir al virus es a través de la vacunación, aunque ésta sea de costo, pues protege de la muerte, que es la afectación más grave. Sin embargo, explicó que la gente debe tomar las medidas por su propia cuenta, ya que las autoridades no van a generar nuevas alertas.
“Si empezamos a ver repunte de casos, es importante que la misma sociedad tome sus medidas de protección, debido a que el Gobierno federal no va a regresar a las medidas restrictivas; por ello, es urgente ponerse al menos cubrebocas”, dijo el experto.
Sostuvo que si hay virus en aguas residuales, debería haber mucho contagio en la población, lo que indica que hay un problema, pero detalló que, de cualquier manera, en México nunca se ha hecho una medición a través de este método y detectarlo antes de que se propague; por ello, dijo que es difícil conocer en realidad cuántos casos hay en el país.
“Ya no se hacen pruebas, al parecer se perdió el interés y lo que se ve, es que ya quedó atrás el tema, a pesar de que el virus sigue mutando en todo momento”, detalló Jácome.
Al tener un costo de entre 800 y mil pesos, la vacuna con información de Ómicron, que protege en 60 por ciento de Pirola y variantes, sólo podría tener acceso a un seis por ciento de la población mexicana, lo que no permitiría una inmunidad en caso de aumento de contagios, de acuerdo al Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica.