La detención de Ismael el Mayo Zambada, independientemente de si se corrobora que fue pactada o se efectuó con engaños, es una acción de la mayor relevancia para el Gobierno de Estados Unidos. Es tan relevante como lo fue en su momento la captura y posterior extradición de Joaquín Guzmán Loera. Apenas se conoció la noticia, los más altos funcionarios de las áreas de seguridad de ese país han hecho expresiones de júbilo e incrustado la aprehensión en su narrativa del alto impacto que representa el tráfico de drogas sintéticas, particularmente el fentanilo. La recompensa por información que diera con el paradero del capo era de 15 millones de dólares, una de las más altas, y se ha informado que tendrá que responder por entre 5 y 7 acusaciones que tiene en EU. Zambada conoce las tripas de la industria del tráfico de drogas desde hace al menos cuatro décadas. Esta detención tendrá consecuencias en el corto, mediano, y largo plazo. Pendientes.
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