En México, 7.1 por ciento de los 30 millones de menores que habitan el país trabajan en labores peligrosas; hace una década la cifra era de 5.2 por ciento, por lo que el fenómeno va en aumento; concentrándose en las grandes ciudades, trabaja en condiciones precarias, consideró la profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Carmen Gabriela Ruiz Serrano.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2023, —que es la más reciente muestra sobre el trabajo infantil—, 13.1 por ciento de los menores de edad en el país labora, sin embargo, de ellos, 7.1 por ciento lo hacen en condiciones de peligro y precariedad; de este universo, 60 son hombres y 40, mujeres.
La ENTI señaló que al preguntar sobre los motivos por los que trabajan, la mayoría de los menores de edad que participan en el mercado laboral lo hace sólo por ayudar a sus padres (31.5 por ciento), pero también para pagar su escuela o sus gastos personales (22.7 por ciento), porque en su hogar necesitan el aporte ya que no tienen padres (18.4 por ciento), para aprender un oficio (15.2 por ciento) o para pagar deudas familiares (12.2 por ciento).
Para la UNICEF, la Organización Mundial de la Salud y la Organización Mundial del Trabajo, el empleo infantil es toda aquella actividad que pone en riesgo su desarrollo biopsicosocial, así como el de los adolescentes.
En nuestro país no hay estadísticas fidedignas sobre el tema, pues está vinculado a aspectos delictivos.
“Los menores que se encuentran en las maquiladoras clandestinas, o los que están en condiciones de esclavitud por parte del crimen organizado, que han sido captados para ser sicarios en un contexto de esclavitud”, dijo Ruiz Serrano.
Este 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, por ello la especialista alerta a padres de familia y gobiernos a replantear la idea del trabajo infantil siempre “como una forma de violencia a los menores; al estar asociado con clandestinidad es difícil saber cuántos niños trabajan, aunque los números indican aumento, podrían ser muchos más”.
Afirmó que la mayoría de los trabajos en menores están “ligados al fenómeno migratorio y otro grupo a la explotación sexual. Todas estas situaciones los colocan en una condición de vulnerabilidad”.
En la ENTS de la UNAM, Ruiz Serrano es responsable de la línea de investigación trata de personas, centrada en el estudio y las afectaciones en contra de infantes y adolescentes en el territorio nacional.
Además, señaló que el trabajo infantil podría ser considerado como “trata”, ya que aborda un delito, “las más viles y que están dentro de trabajos que ejercen menores esta la explotación sexual, laboral, servidumbre doméstica, construcción, y ahora niños trabajando para la delincuencia organizada”.
En México, la edad mínima legal para trabajar es a los 15 años, pero con algunas restricciones de horas, actividades y matriculación escolar, opinó el abogado José Ramón Macías, experto en violencias a menores, dijo que “son muchos los patrones que en los últimos años contratan a menores sin ningún permiso, sobre todos en condición migrante”.
Señaló que uno de los grandes retos de este nuevo gobierno será la regularización de los niños migrantes trabajadores, no sólo a los extranjeros sino a aquellos que son impulsados de los estados del interior de la República a las grandes ciudades, “por ejemplo, en la zona del centro histórico, como la Merced, Mixcalco y esas áreas de comercio ha aumentado considerablemente el número de niños trabajadores, con horarios extenuantes”.
Relató que tan sólo al cierre del 2023, la ENTI reportó que en ciudades como la de México, Estado de México y Monterrey, el trabajo como comerciante menor de edad aumentó hasta en 30 por ciento comparado a un 19 por ciento del año 2021.
Todavía queda mucho por hacer, reconoció el litigante, quien advierte que “para detener la explotación de los jóvenes en los lugares de trabajo de todo el país es necesario cambiar el chip adultocentrista”.
Concluye, citando al escritor Eduardo Galeano, que, a aquellos niños trabajadores, les ocurre tal y lo que dice el uruguayo:
“Día tras día se niega a los niños el derecho de ser niños. El mundo trata a los niños pobres como si fueran basura, el mundo trata a los niños ricos como si fueran dinero, y a los del medio, a los que no son ni pobres ni ricos, el mundo los tiene bien atados a la pata del televisor para que desde muy temprano acepten como destino la vida prisionera. Mucha magia y mucha suerte tienen los niños que consiguen ser niños, yo añadiría que los niños trabajadores simplemente tienen negado ser niños”.