Después de meses de una velada contienda por la candidatura presidencial de Morena y de reclamos públicos por la falta de piso parejo, así como de varias denuncias por la promoción de las corcholatas, los aspirantes del guinda finalmente establecieron un pacto de unidad, que firmaron ayer entre algunas sonrisas forzadas y las porras que llevaron dos de los contendientes.
Con los rostros a media sonrisa de Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López, un Marcelo Ebrard que optó por mantener su mirada en el celular, y un serio Ricardo Monreal, ayer Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional del guinda, presentó la convocatoria a la que se apegarán todos los que busquen ser el representante de la Cuarta Transformación en el 2024.
Las corcholatas se dejaron ver desde muy temprano en el lugar de la cita a la que los convocó Mario Delgado, dirigente nacional de su partido, para la sesión extraordinaria del Consejo Nacional, que comenzó con un retraso de casi una hora.
Antes de la reunión del consejo, afuera del hotel situado en Avenida Revolución en la Ciudad de México, desde mediodía comenzaron a llegar los aspirantes, en medio de porras de todos los frentes, pero sobresalían las de los simpatizantes de Marcelo Ebrard y de quienes apoyan a Ricardo Monreal, que fueron copando el lugar.
A las 14:30 horas arribó Adán Augusto López, quien fue cuestionado sobre por qué no llevó porra: “Es que a mí me quiere el pueblo y el Presidente”, contestó.
A su llegada a las 14:13 horas, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, se vio increpada por simpatizantes de Ebrard, quienes pedían “piso parejo”, a lo que ella les respondió que lo prioritario es la unidad.
Los invitados especiales fueron Manuel Velasco, aspirante del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), y Gerardo Fernández Noroña, del Partido del Trabajo (PT), que evidenciaron la contrariedad de opiniones entre quienes buscarán la candidatura presidencial de la Cuarta Transformación.
Fernández Noroña dejó claro, tras la aprobación de la convocatoria, que ésta no garantiza el piso parejo y no hay condiciones de equidad que aseguren la adecuada participación de todos: “No hay piso parejo ni condiciones”, declaró.
Por el contrario, Velasco aseguró que por fin habrá piso parejo en la contienda por la candidatura presidencial: “Sí hay piso parejo”.
Además, la convocatoria ya establece reglas claras para la no participación de los gobernadores, como lo resaltaron algunos mandatarios, incluidos Rubén Rocha, de Sinaloa; Marina del Pilar Ávila, de Baja California; Alfredo Ramírez Bedolla, de Michoacán, y el propio Alfonso Durazo, de Sonora.
Resaltaron lo positivo de este acuerdo firmado por las corcholatas, sobre todo después de que el propio Marcelo Ebrard y sus afines, como la senadora Martha Lucía Mícher, reclamaron por los respaldos que dieron en Twitter a Sheinbaum los gobernadores Salomón Jara, de Oaxaca; Indira Vizcaíno, de Colima; Evelyn Salgado, de Guerrero; Layda Sansores, de Campeche; Mara Lezama, de Quintana Roo; Américo Villarreal, de Tamaulipas, y Cuitláhuac García, de Veracruz, quienes le mostraron su apoyo y después lo borraron.
El mismo Ebrard reconoció la definición de las reglas y aseguró que “está contento” por el piso parejo –ratificó que renunciará este lunes al mediodía–, la no participación de los gobernadores y líderes del partido y el hecho de que habrá una competencia real: “Sonrían, nos va a ir requetebién y todo va a estar bien”, dijo, en un mensaje que distribuyó en sus redes sociales.
Quien también se dijo contento por los resultados de la reunión del Consejo Nacional fue Adán Augusto López, que evitó en todo momento precisar si va a renunciar a su cargo esta semana para inscribirse en el proceso interno, pero, eso sí, afirmó que “estamos augusto”, y para demostrar su “buen humor”, incluso tomó un taxi a la salida del hotel donde se realizó el encuentro morenista y se despidió sonriente de las cámaras de los medios.
Sheinbaum evitó a toda costa hacer declaraciones posteriores y entre las porras para Ebrard y Monreal, optó por la salida rápida en su camioneta y con las ventanas cerradas, aunque esbozó una leve sonrisa.