Por considerar que el presupuesto que recibe la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es insuficiente y que llega hasta limitar su potencial, la mayoría de los 17 aspirantes a ocupar la Rectoría durante los próximos cuatro años tienen entre sus planes ampliar los recursos de esta casa de estudios mediante la consolidación de la venta del capital intelectual que se genera dentro, pero también disponer una racionalización de los gastos.
En las semanas recientes, La Razón conversó con 10 de los aspirantes, cuya propuesta común es mejorar la condición actual de la institución por medio de una mejor capacitación docente, renovación de herramientas e infraestructura, la incorporación de nuevas tecnologías y otras estrategias que permitan eficientar y resolver problemáticas.
El planteamiento principal que varios de ellos hacen es aprovechar la oferta de cursos y diplomados, pero también apostar por expandir esta “venta” a su capacidad para investigar, analizar y estudiar fenómenos de manera multidisciplinaria.
De manera paralela, coincidieron en que otro tema fundamental para que la máxima casa de estudios reciba mayores ingresos es procurar el acercamiento con el Gobierno federal y la Cámara de Diputados, para que ésta “dimensione” las necesidades de una institución del tamaño de la UNAM.
Para la doctora Luz Vilchis, debe implementarse una “intensa política de internalización y vinculación” que llegue hasta la iniciativa privada o con organizaciones de la sociedad civil.
Como ejemplo, explicó que se podría promover un acercamiento a una marca de vehículos, con el fin de obtener unidades de transporte para los alumnos de diversas entidades académicas, cuyo pago sería el desarrollo tecnológico o en otras áreas, por parte de estudiantes, lo que a su vez les serviría para adquirir experiencia laboral.
“A ver, marca de autobuses, nosotros te podemos apoyar en marketing, diseño industrial, desarrollo tecnológico, innovaciones de ingeniería, y tú nos retribuyes con unidades de transporte”, dijo.
El director de la Facultad de Derecho, Raúl Contreras Bustamante, recalcó que esto es fundamental y, por ello, señaló que quien quede en la Rectoría deberá tener experiencia y sensibilidad para que los ingresos desde la Federación se incrementen.
Dada su experiencia al frente de esta entidad, señaló que se logró optimizar el presupuesto que recibe ante un aumento del 40 por ciento en su matrícula, mediante la generación de ingresos extraordinarios como la venta de diplomados.
Sin embargo, planteó que no se puede concentrar la apuesta en tal plan porque “dirían que nos estamos privatizando”, por lo que otra vía sería “convocar a la participación solidaria de los egresados”; es decir, donativos.
La directora de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) León, Laura Susana Acosta, planteó un proyecto encaminado a una actitud “comunitaria” con la nación, pero para ello se deberá lograr una estabilidad para sus académicos, a quienes considera el “pilar” de la institución.
“Hay que brindarles capacitación continua, un acompañamiento para la obtención de estímulos y de financiamiento para sus proyectos de investigación e innovación educativa”, dijo, luego de advertir que el presupuesto “prácticamente no ha crecido” y lo cual también ha derivado en otra consecuencia: “es difícil seguir aceptando más alumnos”.
El secretario administrativo, Luis Álvarez Icaza Longoria, refirió que en el país se ha decidido invertir poco en educación, con lo cual México se encuentra lejos de otros países.
“El presupuesto sí es insuficiente, pero tiene que ver con cuánto decidimos, como país, invertir. En educación e investigación no llegamos para nada a los estándares internacionales; somos un país con limitaciones de presupuesto y baja recaudación fiscal”, expuso.
Por ello, señaló que toca ser “eficientes” en el uso del presupuesto que se recibe, pero también “imaginativos” para buscar “nichos de ahorro”; por ejemplo, que los procesos administrativos sean más baratos de implementar.
El doctor Imanol Ordorika señaló que lo primero en cuestión presupuestal es transparentar el cómo se distribuye y se ejerce, pero en un segundo punto, recalcó, debe haber una reorientación y racionalización de gastos que considera superfluos y que podrían invertirse en la rehabilitación de instalaciones.