El narcotraficante mexicano, Rafael Caro Quintero, fue detenido este viernes en un operativo de la Marina Armada de México, después de varios años como prófugo de la justicia.
Fue el 3 de abril de 1985 cuando el teléfono sonó en la residencia del profesor Octavio César Cosío Vidaurri, entonces secretario de Educación de Jalisco, era Sara, su hija quien supuestamente había sido secuestrada por un grupo de narcotraficantes el 17 de marzo de ese año. Cosío señalaba a Rafael Caro Quintero como el responsable.
Caro Quintero, quien nació el 3 de octubre de 1952 en la comunidad de La Noria, municipio de Badiraguato, Sinaloa, de donde también es originario Joaquín "El Chapo" Guzmán, estudió sólo el primer año de primaria. Hijo de campesinos de escasos recursos, comenzó trabajando como chofer de camiones para después cultivar marihuana y vender grandes cargamentos hacia Estados Unidos y amasar unos mil millones de dólares, de acuerdo con autoridades federales.
Cuando concedió entrevistas, el llamado “Narco de narcos” negó tener esa fortuna; sin embargo, desde 2018 era uno de los hombres más buscados por el FBI, además de que la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) ofrece una recompensa de 20 millones de dólares para lograr su captura.
Sara -entonces de 17 años y considerada voluntariosa y caprichosa, pero apegada a su familia- se comunicó para informar que se encontraba bien, que no se preocuparan, aunque no dio detalles del lugar donde se encontraba.
Tampoco dijo que estaba acompañada por Rafael Caro Quintero, quien desde la década de los 80, fue incluido en la lista de los hombres más buscados por la DEA.
Bastaron unos minutos de la conversación telefónica para que los agentes de la Policía Judicial mexicana y de la DEA, quienes tenían intervenidos los teléfonos, ubicaran el origen de la llamada: Costa Rica.
Los agentes mexicanos y estadounidenses no tardaron en descubrir que Sara estaba acompañada del llamado “Narco de narcos”, quien era 15 años mayor que ella, y una comunicación inmediata con los agentes de la DEA en Costa Rica dio aviso al entonces ministro de Seguridad del país centroamericano, Benjamín Piza.
“Yo fui informado por la DEA de Costa Rica. Ellos lograron identificar, por una intervención telefónica en México, que la llamada había salido de Costa Rica; entonces, con el número al que llamaron se localizó el lugar, era la finca de Mario Esquivel, cerquita del aeropuerto”, dijo en entrevista con el canal 7 de Costa Rica en 2015, cuando le preguntaron cómo se enteró de la presencia de Caro Quintero en ese país.
El cerco en torno al capo se cerró. Un operativo realizado desde las 6 de la mañana por la Unidad Especial de Intervención y la sección de Estupefacientes del Órgano de Investigación Judicial (OIJ) de Costa Rica permitió que los agentes ingresaran en la Finca La California, ubicada en la localidad de San Rafael de Ojo de Agua, para detener al narcotraficante mexicano.
Los primeros en ser sometidos fueron José Albino Bazán, Juan Carlos Campero Villanueva, Luis Beltrán, Miguel Lugo y Violeta Estrada Yaver, escoltas de Caro Quintero que resguardaban la finca. Los elementos policiacos lograron ingresar hasta la recámara.
Leyendas y recompensas
Un agente que presuntamente participó en el operativo narró que Rafael y Sara estaban juntos y semidesnudos. Ella habría dicho “no estoy secuestrada, estoy enamorada de Caro Quintero”, pero esta declaración no está registrada en los documentos oficiales.
Tras su detención en 1985, cuenta la leyenda que Caro Quintero ofreció al gobierno del entonces presidente Miguel de la Madrid que lo dejara trabajar sus cultivos de mariguana durante dos años más sin ser molestado con el compromiso de pagar la deuda externa, en ese entonces de unos 80 mil millones de dólares, pero las autoridades federales rechazaron el ofrecimiento.
Caro Quintero tenía al menos tres propiedades en Costa Rica una en San José de la Montaña, otra en Bello Horizonte de Escazú y la última en una zona conocida como Vázquez de Coronado.
La fuerte personalidad de Sara deslumbró al capo de las drogas. Caro Quintero estaba tan enamorado que no dudó en pagar 60 millones de pesos para que un exjefe policiaco, Jorge Armando Pavón Reyes, lo dejara escapar con su joven novia en un jet privado que abordaron en el aeropuerto de Guadalajara, Jalisco.
Caro Quintero se separó de su esposa María Elizabeth Elenés con quien procreó cuatro hijos: Héctor Rafael, Roxana Elizabeth, Enoch Emilio y Mario Yibrán.
Se cuenta que Caro Quintero se encaprichó con Sara y que por eso bajó la guardia, lo que provocó que la joven tapatía soltara pistas para que fuera descubierto.
En 1992, Carlos Monsiváis publicó en la revista Nexos una supuesta carta de puño y letra de Sara Cosío Vidaurri a Caro Quintero, la misiva habría sido escrita en 1985 cuando el capo ya se encontraba preso.
“Rafael: aunque todo haya sido tan alocadamente, tú te portaste muy bien y la verdad eres bien bueno, nada más que quieres hacerte el malo, pero me trataste con mucho respeto y cariño. Por eso vas a ver que no pienso quedarte mal, y quiero que te portes bien, y te cuides mucho, eh. De todas maneras, gracias y nunca lo vamos a olvidar. Sara”.
En esa carta, las palabras de Sara no hablan de amor, sólo de agradecimiento y que la aventura concluyó, y así fue.
Rafael Caro Quintero, el “Narco de narcos”, pasó los siguientes 28 años de su vida en prisión, hasta 2013, cuando un Tribunal Colegiado aceptó dejarlo en libertad por presuntas violaciones al debido proceso.
A partir de ese momento, Caro Quintero se convirtió en uno de los 10 objetivos prioritarios de la DEA y en 2018 el FBI lo ubicó dentro de los hombres más buscados. A finales de 2020, se reactivaron las alertas sobre el “Narco de narcos”, cuya cabeza tiene un precio de 20 millones de dólares.
De Sara, nunca más se supo nada...