El secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula, convocó a los países de las Américas a conjuntar acciones para lograr una gestión adecuada, integral y estratégica del agua, a través del conocimiento científico y técnico, para alcanzar una agricultura sostenible y productiva.
Al participar en el lanzamiento de la “Iniciativa Hemisférica sobre Agua y Agricultura”, en el marco de la reunión del Comité del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en Costa Rica, dijo que una agricultura climáticamente inteligente requiere de un equilibrio entre las soluciones basadas en ciencia y las establecidas por la naturaleza.
El funcionario mexicano llamó a impulsar aquellos programas y acciones en donde la agricultura ya ofrece soluciones, como los servicios ambientales, la captura de carbono, la conservación de suelos o la incorporación de la agricultura circular, entre otras medidas para enfrentar los efectos del cambio climático.
Ante ministros de Agricultura y funcionarios del sector agropecuario de 25 países de las Américas —cónclave enfocado a consensuar herramientas para hacer frente a la crisis hídrica que afecta a la región—, expresó que ya no hay duda de que el cambio climático genera nuevas amenazas para la agricultura, pues altera los patrones generales de temporadas de lluvias y de secas.
Puntualizó que tanto la mitigación del cambio climático, como la adaptación a sus efectos requieren de políticas públicas adecuadas, para dar viabilidad a la agricultura del futuro, es decir, reducir drásticamente la huella hídrica sin que impacte la producción de alimentos: mayores rendimientos por hectárea pero también mayores rendimientos por litro de agua.
Villalobos Arámbula mencionó que uno de los problemas más graves en el mundo es el deterioro acelerado de los ecosistemas debido al cambio climático, la degradación de suelos y la escasez del recurso hídrico, por lo que se deben promover las mejores prácticas entre nuestros productores.
Coincidimos plenamente con la posición del IICA de que la agricultura es parte de la solución y no del problema, cuando nos referimos al deterioro ambiental, al cambio climático o, en este caso, al agua, pero debemos ofrecer soluciones a partir de la innovación y la investigación, externó.
Expuso que México es uno de los principales países megadiversos del mundo, con alrededor de 200 mil especies diferentes, es hogar del 12 por ciento de la biodiversidad mundial, sin embargo, algunos ecosistemas pueden sufrir por la escasez de agua y por su contaminación.
Refirió que en el país se ha formado un vínculo entre la política hídrica y la política ambiental, a través del Programa Nacional Hídrico 2020-2024, que incluye el aprovechamiento de la riqueza natural, la gestión correcta e informada del agua y la conservación de los recursos naturales, con atención a las poblaciones marginadas.
Destacó que para ayudar a combatir los efectos de la sequía, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural impulsa el proyecto de estimulación de lluvias en el noroeste y norte del país, para que ayude a la recarga de presas, de manera que no se afecten los ciclos agrícolas.
México es pionero en el desarrollo de modelos de gestión corresponsables para operar tanto agua para riego como de lluvia para la agricultura, lo que ha permitido mantener la producción de alimentos, incluso en épocas de escasez de agua o de lluvia, puntualizó.
Además, dijo, se han impulsado procesos de innovación para mejorar la productividad del agua en las parcelas y se ha puesto en marcha una Estrategia Nacional de Suelo para la Agricultura Sostenible (ENASAS), convencidos de que el manejo del agua no puede ser independiente del manejo del suelo.
El titular de Agricultura comentó que hace falta invertir más en infraestructura hídrica como bien público y también en infraestructura hídrica como bien privado, este último orientado a lograr mayor eficiencia en el uso del agua dentro de la parcela de producción.
Resaltó que México pone a disposición del IICA y de las naciones interesadas estos modelos de gestión en el uso y aprovechamiento del recurso hídrico, para que, por medio de la cooperación sur-sur y triangular con otros países, se pueda conocer y aprender de estas experiencias.
El director general del IICA, Manuel Otero, señaló que sin agua no hay agricultura y sin agricultura no hay vida, y subrayó que el agua es el alimento de la tierra, con un uso eficiente del recurso hídrico, mediante políticas de Estado a largo plazo, con el fin de intensificar la productiva sustentable.
Indicó que de los 600 millones de hectáreas cultivables el 50 por ciento registra algún deterioro, por lo que hay que aplicar una agricultura directa y regenerativa como en Argentina y el uso eficiente del agua para el sector agropecuario en Brasil, además de establecer la gobernanza en el tema y un involucramiento del sector privado.
En la presentación de la iniciativa se destacó la importancia de fomentar acciones para consolidar las capacidades y realizar alianzas público-privadas en la gestión y administración del agua en la agricultura, ya que el recurso hídrico es clave para la seguridad alimentaria, en una región como América Latina y el Caribe que es clave al exportar alrededor del 13 por ciento de los alimentos a nivel mundial.
Con el manejo de la innovación y tecnologías, la agricultura es parte de la solución de la crisis hídrica, mediante varios ejes de trabajo en la producción y almacenamiento de agua, eficiencia del recurso, la gobernanza y promover las inversiones, así como la gestión sostenible de suelos, con la meta de recuperar 60 millones de hectáreas cultivables en el 2030.
FGR