Impecable, la primaria pública Ernesto Alconedo, ubicada en San Juan de Aragón, tuvo algunos cambios en la rutina: flechas amarillas marcaban dónde entrar y salir, mientras una cinta de “precaución” y trafitambos impedían a los padres y niños arremolinarse en la puerta, como ocurría antes.
Los niños llegaron a cuentagotas y por momentos eran más las mamás formadas para pedir información que los menores listos para ingresar, todos con cubrebocas y abrigados. Pocos se despedían de beso.
Alfonso, quien cursa el cuarto grado, llegó con pantalón de mezclilla, sudadera y mochila de rueditas. Su mamá, Diana de la Luz, cuenta que su pequeño ya quería estrenar sus útiles; además, tenía claro que no podría juntarse con sus compañeros y por eso llevó su propio juguete, aunque tuviera que jugar solo.
Cuenta la falta que le hacía a su hijo volver a su salón, pues el encierro le provocó estrés, aunque reconoció sentirse insegura ante la epidemia; sin embargo, confió en que todo estará bien al paso de los días.
“Mi hijo se estaba volviendo un poco agresivo en casa. La verdad yo veo que muchos niños salen, están en la calle y como que para la escuela ponen muchos pretextos. Opino que es bueno que siga su camino y siga aprendiendo”, expresó.
En la primaria José Martí, en la colonia Del Valle, cinco docentes recibieron a los alumnos, cuya única garantía de su salud fue sólo la toma de temperatura. “Te amo, mi amor. Le echas ganas, tú puedes; ya no llores. Pon atención a lo que te van diciendo”, decía cariñoso un padre a su hija de no más de seis años, antes de despedirse.
Jonathan, de seis años, dijo estar contento de regresar a clases; aprendió todas las medidas sanitarias que debía adoptar en la escuela.
Una mayor asistencia de alumnos se vio en la secundaria diurna 85, República de Francia. Si bien a los alumnos mostraron gusto por reencontrarse, los padres refirieron que la alta asistencia fue más bien por la presión de los directivos del plantel, pues, según ellos, no había una estrategia de educación en línea para los que no quisieran retomar sus actividades presenciales. Por ello, en próximos días tendrán una asamblea para informarles estos protocolos.
En la colonia Morelos, no todas las escuelas abrieron sus puertas, como la primaria Julio Zárate, en la calle Hojalatería, a unos metros del Metro Morelos, donde ningún docente se presentó. Pero a unas calles de allí, entre Avenida del Trabajo y Jardineros, la Miguel Alemán sí abrió: a las 07:45 horas ya había unos 70 menores acompañados de sus padres.