Jorge Zavala Hidalgo, director del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, manifestó que deben buscarse las interacciones necesarias en diversas áreas y sectores, tanto en el público, privado y académico, para solventar el reto de conservar el medio ambiente, agua, suelo y atmósfera.
“Es un desafío que no es posible enfrentarlo de forma aislada, sino con acercamientos y colaboraciones”, señaló en el marco del primer Congreso Internacional de Ingeniería Ambiental.
Por su parte, Adrián Pedrozo Acuña, investigador con licencia de la Coordinación de Hidráulica del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, aseveró que para el año 2050, 51 por ciento de la población global estará expuesta a un alto riesgo hídrico.
Expresó que el modelo económico en el que vivimos arroja “consecuencias directas al medio ambiente, como sobre concesionamiento y sobreexplotación del vital líquido, añadió el también titular del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua”.
Afirmó que entre las necesidades urgentes de dicho ámbito se encuentran: reinstalar la rectoría del Estado sobre el agua como garante de su conservación; reconocerla como elemento de soberanía nacional y bienestar; garantizar progresivamente el derecho humano a este recurso, en particular en pueblos indígenas y zonas rurales.
Asimismo, medir concesiones y descargas de grandes usuarios; ordenar hídricamente el territorio; definir límites sustentables para la industria; crear una agricultura sustentable; cuantificar disponibilidades de una forma científica; incentivar la integridad con reglas claras, es decir, eliminar el mercado negro.
Al referirse al impacto hídrico en 2023, lo dividió en cinco categorías y mencionó que en estado “crítico” se incluyen actividades como el diseño de moda y manufactura, producción de algodón, extracción de gas, petróleo y minería, manufactura de autos, así como granjas porcinas y avícolas.