El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) conmemoró este lunes 1 de enero de 2024 el 30 aniversario de su aparición pública y alzamiento, en medio de una gran pérdida de su base social provocada por la migración de los jóvenes y la crisis de violencia que enfrenta el sureño estado de Chiapas por la disputa de cárteles de la droga.
Apenas en noviembre pasado, el grupo —que surgió en forma de guerrilla y posteriormente depuso las armas y entró en negociaciones con el gobierno para atender los derechos de los pueblos indígenas—informó sobre la desaparición de una treintena de municipios autónomos creados en protesta como una forma de gobierno propia, fuera del sistema político constitucional mexicano, para reorganizarse a nivel más comunitario.
En esa ocasión también denunció la presencia en su territorio de grupos de la delincuencia que han afectado la vida de los pobladores por los asaltos, secuestros, extorsiones, reclutamientos forzados y tiroteos, entre otros crímenes.
Hilario Lorenzo Ruiz vio caer a varios de sus compañeros durante los enfrentamientos con el ejército mexicano en Ocosingo, uno de los cinco municipios de Chiapas tomados por el EZLN en los primeros días de enero de 1994 cuando el grupo guerrillero apareció públicamente.
Años después, desertó desmoralizado por los pocos resultados de la lucha zapatista sobre las principales demandas: Tierras para los indígenas, trabajo, acceso a la alimentación, vivienda, educación y medios de comunicación, entre otros.
Tres décadas después, considera que el mayor logro del zapatismo fue atraer la atención nacional e internacional hacia las comunidades indígenas de Chiapas, pues, aunque algunos accedieron a tierras para trabajar y mejorar sus condiciones, en general los servicios para las comunidades siguen siendo pésimos.
“Este mejoramiento también es relativo, pues no podemos decir estamos bien, falta mucho”, dijo Lorenzo Ruiz en entrevista con The Associated Press al quejarse del pésimo servicio del hospital de su comunidad.
El índice de pobreza en Chiapas en la década de 1990 rondaba 75,1%, mientras que para 2020 había disminuido levemente y estaba en 74,4%, de acuerdo con cifras oficiales.
El exguerrillero consideró que la pérdida de militancia zapatista se debe a la falta de convicciones de las nuevas generaciones y el propio desgaste en el tiempo.
El académico del Colegio de la Frontera Sur, Gerardo Alberto González, quien ha observado las comunidades indígenas zapatista durante décadas, explica que el EZLN pasó de la incursión armada a la incursión política logrando en su mejor momento colocar en la agenda mexicana temas como la autonomía, la cultura indígena y la consulta de los pueblos originarios.
Lo anterior se tradujo en una propuesta de ley tras los llamados Acuerdos de San Andrés, que se dieron entre el gobierno y el EZLN para plasmar en la Constitución los derechos indígenas y que no se cumplieron al llegar al Congreso, reconoció el especialista.
“El EZLN si algo hay que agradecerle es que ha contribuido a la poca, mucha, regular, buena o mala democratización del país”, apuntó.
Sin embargo, agrega, el movimiento zapatista insistió con su participación en los procesos electorales presidenciales de 2006 cuando encabezó la llamada “Otra Campaña”, y en 2018 cuando impulsó la candidatura presidencial por la vía independiente de la indígena María de Jesús Patricio Martínez “Marichuy”, que tampoco concretó.
El investigador coincide en que 30 años después, el EZLN fue perdiendo militancia por la migración y la presencia del narcotráfico. Aunque agrega otro elemento, las diferencias al interior en las tomas de decisiones y la falta de transición en las posiciones de mando. Muchos integrantes de la comandancia llevan años en esas posiciones.
“Aparecieron siempre en momentos electorales, lo cual en lugar de abonar mejor a la causa la gente los empezó a ver porque aparecen cuando son elecciones”, comenta.
Además, coincide en que la presencia de los cárteles de Jalisco Nueva Generación y Sinaloa en territorios zapatistas y la migración fueron factores que estimularon la pérdida de integrantes y simpatizantes.
El EZLN celebró su 30mo aniversario en la comunidad de Dolores Hidalgo —a unos 40 kilómetros de la Ocosingo— un poblado sin cobertura de telefonía celular, con caminos de terracería y carreteras deterioradas.
Durante la ceremonia, apenas unos 1.500 zapatistas —la mayoría de ellos jóvenes entre hombres y mujeres, vestidos con pasamontañas y uniformes— hicieron un intento de demostrar su vigencia.
El subcomandante insurgente Moisés expuso que tres décadas después de su alzamiento siguen luchando por la autonomía de los pueblos indígenas, la libertad y la democracia, y deberán seguir organizándose.
“Estamos solos como hace 30 años, porque solos hasta ahorita hemos descubierto ese nuevo camino que vamos a seguir común”, destacó.
El mando del EZLN advirtió que ante los ataques contra sus comunidades de ser necesario tendrán que defenderse.
“No necesitamos matar a los soldados y a los malos gobiernos. Pero si vienen nos vamos a defender… Aquí estamos, aquí vivimos”, concluyó.
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