En Ometepec, Guerrero
El camino que conduce hacia Cerro de las Tablas, una comunidad afromexicana del municipio de Cuajinicuilapa en Guerrero, está rodeado de terrenos inundados y cultivos perdidos.
Reses decaídas por los efectos de la humedad y la falta de pastura deambulan sobre la terracería buscando algo qué comer, algunas son alimentadas por sus propios dueños y otras tantas no alcanzaron a sobrevivir las inundaciones causadas por el huracán del pasado 23 de septiembre.
Este es el panorama de la zona ribereña de la Costa Chica de Guerrero, donde el paso de John también dejó afectaciones a ganaderos y campesinos, mismos que mantienen la incertidumbre de saber si tendrán apoyo oficial, dado que la prioridad es atender caminos, aulas y viviendas, no así el campo, menos la ganadería, aun cuando por las inundaciones se han perdido miles de hectáreas de pastizales y cultivos, lo que redundará en la falta de alimento para el ganado, la carestía de productos básicos como el maíz para consumo humano y el desempleo en el ramo.
Esta zona es productora de maíz pero también de plátano, limón, melón, ajonjolí, sandía, por mencionar algunos cultivos que se comercializan en la región.
“Aquí somos puros campesinos, ganaderos, algunos pequeños otros más grandes, pero vivimos del campo y con este huracán también perdimos animales y los pastizales que era el alimento seguro para el ganado también se perdió”, dice a este medio Feliciano Morán Chávez, comisariado ejidal.
Sobre el camino también encontramos al señor Cándido Añorve Domínguez, oriundo de Cerro de las Tablas, acompañado de un médico veterinario con el que daba atención a unas reses que se encontraban en su parcela, “para prevenir que no se mueran por la humedad”, puntualizó Morán Chávez.
Informó que por el huracán perdió dos hectáreas de maíz, ocho de pasto, dos de ajonjolí y tres reses.
En el rancho el Edén ubicado entre la Colonia Miguel Alemán y Cerro de las Tablas, también hubo pérdidas, ahí sus dueños reportaron a este medio “20 hectáreas de maíz inundadas, lo que sería silo para las vacas, ocho reses, solo las localizadas, no pudimos ponerlas a salvo a todas”.
En otro más ubicado en El Arenal, también se reporta la muerte de diez reses, quince hectáreas de sorgo, 50 hectáreas de pastura y limoneros, a causa de las inundaciones.
Aquí somos puros campesinos, ganaderos, algunos pequeños otros más grandes, pero vivimos del campo y con este huracán también perdimos animales y los pastizales que era el alimento seguro para el ganado también se perdióFeliciano Morán Chávez, Comisariado ejidal
Además de Cerro de las Tablas, la Colonia Miguel Alemán y Comaltepec del municipio de Cuajinicuilapa, también están en esta misma situación las comunidades El Arenal y Banco de Oro de Azoyú, y de la parte baja de Ometepec, Charco de la Puerta, Las Iguanas, El Tamarindo, Milpillas y Vista Hermosa, entre otras.
Consultado sobre si se está haciendo un censo oficial de la pérdida de cultivos y ganado, el delegado regional de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural del Estado de Guerrero (Sagadegro), Oswar Santiago Cristóbal, aseguró que no, “de momento sólo se está trabajando a través de los municipios, para que sean ellos los directores de Desarrollo Rural quienes registren los daños pero sin ningún compromiso, porque no se ha dicho si habrá algún programa de apoyo para agricultores y ganaderos”, por el contrario, recalcó que “la prioridad son las carreteras, escuelas y viviendas”.
Sin embargo, aún cuando no tiene un censo oficial y completo, Santiago Cristóbal adelantó que hasta la fecha tiene registrada la pérdida de cuatro mil hectáreas de maíz, 300 de plátano y sólo 4 reses, muy por abajo de la realidad, correspondiente únicamente a los municipios de Marquelia, Igualapa, San Luis Acatlán, Cuajinicuilapa y Ometepec.
Por otro lado, trascendió que en lo que va de la actual administración estatal no se ha pagado el seguro agrícola, que asciende a unos 54 millones de pesos, lo que en otros años ha permitido “amortiguar” las afectaciones por desastres naturales a favor de más de 150 mil hectáreas en todo el estado de Guerrero.
Sea cual sea la decisión que tome el gobierno estatal, la realidad es que los productores y pequeños ganaderos de la región de la Costa Chica de Guerrero, enfrentan como pueden los daños colaterales del huracán John y mientras algunos celebran el fin de la sequía otros lamentan que tras las inundaciones se haya perdido parte de su patrimonio.