Alrededor de 300 personas abarrotaron las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) para exigir que se agilice su solicitud de refugio, para poder regularizarse y salir de la Ciudad de México.
Con cobijas, comida y muchas mochilas, los migrantes, principalmente de Haití, esperaron hasta que las autoridades los atendieran; sin embargo, en muchos casos, el tiempo se puede prolongar hasta más de tres meses en algunos casos.
Joseph es un extranjero que tiene tres meses en espera de su respuesta a la solicitud; sin embargo, detalló a este diario que ya no cuenta con recursos para estar más tiempo en México, ya que no tiene trabajo y se ha visto en la necesidad de comer de lo que encuentra en botes de basura.
“Vengo solo de Haití, pero ya no tengo dinero y ando pidiendo en la calle; a veces he comido de los botes de basura porque no me dan trabajo y no tengo a dónde ir ni dónde quedarme”, explicó.
Los que tienen más recursos se hospedan en hoteles del Centro Histórico, mientras que los más desafortunados se quedan en las calles o donde les agarre la noche.
Una mujer y su esposo de Haití tienen seis meses en la Ciudad de México y siguen esperando el trámite, pero para hacerse de dinero venden comida afuera de la Comar. “Arroz y un guisado en 100 pesos. Llevamos seis meses y no tenemos respuesta, por eso mejor vendemos para tener dinero”, agregó. Al momento, rentan un cuarto en la zona de La Merced.
La necesidad ha obligado a algunos migrantes a comprar cajas de chicles y venderlos para comprar su comida diaria, incluso han puesto a sus hijos a comerciarlos también.
De acuerdo a comerciantes de la zona, los migrantes llegan diariamente a la Comar y se quedan todo el día hasta entrada la tarde sin respuesta, después se van entristecidos. Además, hace un mes el Instituto Nacional de Migración (INM) trasladó a otros estados a más de 100 indocumentados que acampaban frente a esa dependencia para seguir su proceso.
Por la noche, en el programa de Ciro Gómez, Óscar Montiel, coordinador de la Secretaría de Bienestar Social de la Ciudad de México, a nombre de la Jefatura de Gobierno, invitó a los migrantes a reinstalarse en un albergue de la alcaldía Tláhuac, donde les darían comida, servicios de salud y camas, pero los migrantes se negaron.