Tras casi un año del asesinato de los jesuitas Javier Campo Morales, y Joaquín César Mora Salazar, ocurrido en un templo de la comunidad de Cerocahui, Chihuahua, la Iglesia Católica denunció la violencia que existe en el país, e hizo un llamado a reforzar la paz.
“La sangre de las víctimas esta vez fue derramada en el altar del templo, y sacudió a toda la sociedad mexicana. Esta sangre derramada se unió a la de miles de víctimas, amplificó el reclamo de justicia, el cese de la impunidad y la violencia, y se convirtió en llamada para reforzar o sumarnos a la tarea de construir la paz.”
Apuntó que la paz debe generarse a través del trabajo de la sociedad, pues debe armarse con diálogo. Agregó que “no es una paz que brota de acallar las voces, ni de consensos de escritorio; no es la paz efímera que hace sólo a una minoría feliz.”
La institución reconoció que los causantes de violencia son diversos en México, “injusticia, corrupción, desigualdad y polarización” por lo que exigieron, que se lleven a cabo acciones complejas, que puedan brindar seguridad, “que nos ayuden a no sentirnos amenazados todo el tiempo”.
Destacó que la Conferencia del Episcopado Mexicano hizo un llamado para que todos los templos suenen sus campanas, durante un minuto, a las 3 pm del 20 de junio, día y hora en la que ocurrió el asesinato de los jesuitas.
“La Conferencia del Episcopado Mexicano ha llamado a que este 20 de junio, a las tres de la tarde, hora en que se les arrebató la vida a Javier, Joaquín y Pedro, en el altar de Cerocahui, suenen las campanas de todos los templos, por un minuto, como llamada a la memoria y a la oración por todas las víctimas de la violencia, al compromiso y a la exigencia de justicia y paz en nuestra nación.”
Agregó que en septiembre se llevará a cabo el Diálogo Nacional por la Paz, con la finalidad de continuar con “los diálogos por la paz”.
“Nuestra Madre María, Reina de la paz, interceda para que pronto llegue la justicia y la paz a nuestro país.” concluyó