No son opositores de AMLO

La iglesia católica defiende democracia y derecho a expresarse

Niega director del Observatorio de la CEM que organicen mitin del domingo; anima a que ciudadanos defiendan lo propio; no ve aquí aún situación como la de Nicaragua

El sacerdote Mario Flores en entrevista con La Razón.
El sacerdote Mario Flores en entrevista con La Razón. Foto: Eduardo Cabrera, La Razón

La Iglesia católica defiende la democracia, la libertad y la gobernabilidad, y es una voz que tiene derecho a expresarse, afirmó Mario Ángel Flores Ramos, director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).

En medio del debate por el Plan B de la Reforma Electoral y la protesta del próximo domingo, convocada en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE), el sacerdote recordó que la Iglesia ha sido impulsora del cambio del desarrollo democrático en México.

Sin embargo, en entrevista con La Razón, descartó que la jerarquía católica mexicana sea organizadora de esta manifestación, aunque reconoció que sí “anima (a los ciudadanos) a que lo hagan”.

Dejó claro que eso no significa que sean opositores al Presidente Andrés Manuel López Obrador, con quien dijo que existe una relación limitada, y rechazó la etiqueta de aliados de los conservadores que les ha colocado.

El también miembro de la Comisión Teológica Internacional de la Santa Sede, nombrado por el papa Benedicto XVI y por el papa Francisco, precisó que no es momento de que la Iglesia convoque a manifestaciones, y señaló que éste será cuando se lleguen a límites como los que viven en Nicaragua.

El presbítero, quien además es director de la Dimensión para la Doctrina de la Fe de la Arquidiócesis Primada de México, por lo pronto estimó que es tiempo de que en el país, con la presencia y respaldo de las instituciones, como la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), se haga una defensa ciudadana.

¿Cuál es el papel que actualmente desempeña la Iglesia católica en el país? El papel de la Iglesia a nivel social y político es trabajar por el bien común, el bien común es la palabra que define la participación política de la Iglesia. En el año 2000 estuvo muy cercana, propiciando el desarrollo del cambio democrático que había comenzado un poco antes, pero que se da la alternancia a nivel de la Presidencia de la República. La Iglesia estuvo organizando muchas iniciativas de diálogo, de impulso, de cambio, para llegar a ese cambio político que hemos vivido los últimos 30 años.

Que es lo que puede hacer ahora, igualmente, además de su papel de servir en la evangelización, en el papel político es ayudar a que este cambio democrático siga adelante.

El Plan B es un esfuerzo desesperado por salirse con la suya, tiene los votos suficientes, como ya lo logró, para hacer valer estos cambios reglamentarios (…). Como Iglesia, levantamos la voz, dicen los obispos, y apelamos a la responsabilidad de los actores políticos

En el debate por el Plan B, desde la perspectiva de la Iglesia católica, ¿nos lleva a mayores libertades democráticas o es un riesgo? El Plan B es un esfuerzo desesperado por salirse con la suya, tiene los votos suficientes, como ya lo logró, para hacer valer estos cambios reglamentarios (…). Como Iglesia, levantamos la voz, dicen los obispos, y apelamos a la responsabilidad de los actores políticos; naturalmente esto ya pasó, parece que los actores políticos no han sido suficientemente responsables, sino siguen una idea equivocada, no es más democracia, es menos libertad para este país.

Nos quedan dos caminos. Uno, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que ya tomó su postura, por lo pronto está impidiendo que esto se aplique de manera inmediata, y esperamos que en el segundo paso, la Suprema Corte anule esto, lo esperamos, ahí está la expectativa para la propia CEM. La otra es la ciudadanía; la Iglesia espera que los ciudadanos sepan reaccionar y defender lo propio. A la Iglesia le toca animar, orientar, pero no puede ser un actor político directo.

Este impulso que hacen de la participación ciudadana ha valido para que el Presidente diga que son aliados de los conservadores; ¿es correcto este concepto? El Presidente descalifica a todos los que no piensan como él, incluso no los considera ciudadanos y ése es el principal error de este Gobierno, no darse cuenta de que gobierna para un país plural, donde no solamente están los 30 millones que votaron, sino los 60 millones que no votaron por ellos y todo el resto de la población.

Entonces, descalificar a periodistas, a intelectuales, a críticos, a investigadores y ahora a la Iglesia, porque la Iglesia se expresa, es la segunda vez que la descalifica, porque es la segunda vez que lo cuestiona, es, al contrario, un signo de que la Iglesia está tomando su papel. ¿Quiénes son los conservadores? Es una etiqueta que no tiene sentido en una sociedad plural. La Iglesia está defendiendo las instituciones que benefician a todos, incluso al propio Gobierno, incluso a los seguidores del propio Gobierno; una institución que garantiza la democracia. De otra manera, tendremos el partido único, el pensamiento único y las reglas únicas, y ahí somos anulados todos; entonces, la Iglesia está defendiendo la democracia, la libertad, la gobernabilidad y es una voz que tiene también derecho de expresarse.

Dentro de estos límites constitucionales que menciona, ¿van a participar o a convocar a los ciudadanos, a los feligreses, en esta manifestación del domingo? La Iglesia no convoca. Podría hacerlo, pero no lo está haciendo, nuestros obispos no están haciendo eso. ¿Por qué? Porque pensamos que todavía no es el momento, es el momento de los ciudadanos, de la sociedad civil organizada, de muchas estructuras intermedias, de los mismos partidos políticos de oposición (…). Si no se hace la defensa ciudadana en el momento oportuno, después será muy tarde, todos sabemos que cuando se cruza una línea roja, qué difícil es volver a recomponer lo que teníamos.

Dice que no es el momento para que la Iglesia convoque a las calles; ¿cuándo sí sería ese momento? Cuando llegue el momento en que no haya otras estructuras. Lo podemos ver ahora en Nicaragua, qué está pasando, quién está en la cárcel, un obispo, porque habló y porque el Episcopado se ha expresado ante un gobierno que llegó a través de las urnas, acabó con todas las estructuras y ahora es un dictador y el que habla, a la cárcel. Entonces, la Iglesia tiene el deber moral de hablar, como lo está haciendo en Nicaragua. Y lo hizo de una manera incluso valiente, admirable, profética, el obispo de Matagalpa, cuando el gobierno, para deshacerse de todos sus críticos, que ya los tiene como presos políticos, acepta un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos para que los 223 presos políticos tomen un avión y salgan del país. De esos 223, el obispo Rolando (Álvarez) decide no subir al avión y, ése solo hecho lo lleva a 26 años de cárcel por traición a la patria. Ahí está la Iglesia, está hablando más fuerte que si él se hubiera subido al avión.

¿Cuál es la relación que tienen como Iglesia con el Presidente López Obrador? El diálogo es muy limitado. No digo que no exista, pero es muy esporádico y creo que es reflejo de lo que sucede con muchos otros grupos sociales en México. Sabemos que desde que comenzó este Gobierno nunca ha habido diálogo con la oposición, nunca, o sea, no está gobernando para un país, está gobernando para los suyos.

En seguridad, ¿ha funcionado la estrategia o vamos por un camino equivocado? Los obispos, en el mes de agosto (de 2022), cuando se dio el asesinato de dos sacerdotes jesuitas y de dos laicos, fue la gota que derramó el vaso. En ese momento la Iglesia no sólo habla, hay un pronunciamiento muy directo no sólo por los dos sacerdotes jesuitas, sino por tantos miles que han muerto a causa de la criminalidad en México, a causa de una violencia que no se controla. Sabemos que está peor que nunca, estamos en el periodo más sangriento de México, no hay otra época que la podamos comparar, pero la indolencia de este Gobierno trata de negarlo. Lo que se le dice en ese mensaje es: “Revise su estrategia de seguridad, no está funcionando”.