El arzobispo Primado de México, Carlos Aguiar Retes exhortó a los mexicanos a escuchar el grito de los enfermos y los que hoy sufren a causa del COVID-19, para actuar con responsabilidad y prudencia ante las nuevas medidas de confinamiento de “quédate en casa”, tras registrarse casi 120 mil muertes.
“Reflexionemos y atendamos las llamadas de Dios, escuchemos el grito de los enfermos y de los que hoy sufren a causa del COVID-19. Es momento de prevención y prudencia, pero esto no significa que debamos llenarnos de miedo y desesperación.
Más bien, recuperemos el verdadero sentido de la Navidad, que no está en el consumismo ni en las reuniones masivasseñaló el cardenal en un artículo publicado en el semanario Desde la Fe.
Expresó su preocupación por el crecimiento de contagios y hospitalizaciones en México, por lo que las autoridades decretaron una nueva etapa de confinamiento a través de “el quédate en casa”, que regresó con un antecedente de casi 120 mil muertes, de las cuales cerca de 20 mil han sido en el último mes.
Opinó que en estos meses de pandemia hemos tenido la oportunidad de dejar atrás la codicia, lo material y el trastorno por la prisa. Sin embargo, “a veces pareciera que no hemos aprendido la lección o que no nos hemos dado cuenta que para superar esta prueba debemos caminar juntos, cuidándonos los unos y los otros”.
Esta vez, añadió, el confinamiento llega en una de las épocas de más celebraciones, de reuniones y fiestas familiares, las cuales deberán esperar ante el tamaño del desafío que enfrentamos hoy los mexicanos.
La pandemia es ciertamente una grave crisis; sin embargo, como toda crisis, es una oportunidad para crecer y salir más fortalecidos en nuestras convicciones y en nuestra espiritualidad; para descubrir la fuerza interior que Dios nos ofrece, como don del Espíritu Santodijo Aguiar Retes.
Destacó que quienes han fallecido son nuestros muertos, los tuyos y los míos, sin importar si los conocemos o no. Llamó a los feligreses a que en familia y unidos como sociedad, acudan a la oración, ya que como lo dijo el Papa Francisco hace nueve meses: “La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras”.
