Israel llevó a cabo una serie de ataques aéreos en la Franja de Gaza el viernes por la noche, después de que activistas palestinos lanzaron globos incendiarios hacia Israel, mientras en Jerusalén comenzaron a sonar las sirenas antimisiles en el centro y sur, extendiéndose hasta Tel Aviv.
Se oyeron al menos tres explosiones mientras Israel desplegaba sus defensas antimisiles. Israel considera que el ataque contra Jerusalén es una escalada de gran envergadura.
Antes, el evasivo líder del brazo militar de Hamas, Mohammed Deif, había anunciado que el grupo armado que gobierna la Franja disparó cinco mil proyectiles contra Israel en el inicio de la “Operación Tormenta de Al-Aqsa”.
Israel reportó también una infiltración desde la Franja de Gaza.
“Hemos decidido decir basta ya”, apuntó Deif al tiempo que instaba a todos los palestinos a enfrentarse a Israel.
Deif, quien ha sobrevivido a múltiples intentos de asesinato israelíes, no realiza apariciones públicas.
En respuesta, el ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz, escribió en su cuenta de X, antes Twitter: "Hamás cometió un grave error y Hamás cargará con las consecuencias, Todos los ciudadanos israelíes respaldan a las FDI y a las fuerzas de seguridad, y el gobierno cuenta con pleno respaldo para cobrar un alto precio por cualquier acción decidida y responsable".
Además, pidió fortalecer todas las fuerzas de seguridad: "Seguiremos atentos, unidos y asestaremos un duro y doloroso golpe al enemigo".
La decisión intensifica una semana de violencia a lo largo de la volátil frontera. Las crecientes tensiones a lo largo del frente de Israel con Gaza se produjeron cuando los combates en la ocupada Cisjordania aumentaron, a niveles no vistos en dos décadas.
En el último derramamiento de sangre del viernes, el ejército israelí mató a un militante palestino en el norte de Cisjordania.