En la Legislatura de la Paridad del Congreso de la Unión, se han aprobado cambios importantes en favor de las mujeres, pero el tiempo se acaba y aún quedan varios derechos pendientes por garantizar.
El avance de éstos se ve de lejos ante discusiones del entramado político que dejan ver la añoranza de algunos legisladores por un parlamento patriarcal, en cuyo discurso imperan mensajes de misoginia y machismo, ahora considerados violencia política de género.
El 2 de febrero, el presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel, fue sujeto de una reprimenda por parte del bloque mayoritario, como consecuencia de las decisiones tomadas para la apertura de un nuevo periodo de sesiones.
Cuando varios le exigían la renuncia, el diputado morenista Carlos Francisco Ortiz Tejeda abogó por la permanencia del panista para ver “cómo se va destruyendo” y enunció lo siguiente, en referencia a la contienda electoral:
“(Santiago Creel) Durante este año nos va a dar muchas oportunidades (...) les da oportunidad a sus contrarios, dentro de su partido, y podemos llegar a tener de presidente al actual representante del departamento de Liliput o también podemos tener a una gran vedette que quiere participar”, dijo.
El haberse referido como vedette a las aspirantes de la oposición a la Presidencia de la República pasó casi desapercibido ante el calor de la discusión que ocupaba al pleno; sin embargo, la vicecoordinadora del PRD, Elizabeth Pérez, tomó unos minutos para denunciar lo que acababa de ocurrir.
En su discurso, la parlamentaria reclamó que en esta “Legislatura de la Paridad” no se debería permitir la reproducción de micromachismos y de estereotipos de género en boca de quienes representan a los ciudadanos, pues “de manera automática se convierte en violencia política en razón de género, haya sido contra cualquier legisladora la referencia que hizo este diputado”.
Pero este tipo de expresiones no son cuestiones de un solo partido. Durante las habituales discusiones y ruptura del orden en el Salón de Sesiones en el Palacio Legislativo de San Lázaro, se han escuchado múltiples insultos y frases para manifestar el rechazo a la participación de mujeres, aun cuando en el barullo también intervienen hombres.
“P... viejas”, “Mejor se hubieran quedado en su casa”, “No, no, ya parece lavadero con éstas” son algunas de las expresiones dichas lejos del micrófono, desde las curules y los pasillos de ambas alas del espacio legislativo.
Las agresiones no han sido autoría exclusiva de los hombres. El 22 de febrero, la senadora Rocío Abreu amenazó desde su escaño con difundir un video íntimo de Lilly Téllez, lo cual fue condenado por activistas y organizaciones que le recordaron la existencia de la Ley Olimpia y reclamaron que aun en cuestiones política se recurra a violencia y no a un debate con argumentos.
A la Comisión de Igualdad de Género en San Lázaro han llegado 77 iniciativas que se encuentran en proceso de dictaminación.
De acuerdo con los reportes, la mayor parte se aboca a reforzar derechos ya establecidos, exigir vigilancia y cumplimiento de las instituciones con los recursos asignados para garantizar la paridad.
Sin embargo, a pesar de que constantemente se plantean iniciativas en favor de las mujeres, pocas de ellas exploran rubros faltantes, como la que presentó hace dos semanas la petista Ana Laura Bernal para que las mujeres accedan a un permiso laboral por menstruar y con goce de sueldo, ante los malestares de este proceso que pueden llegar a ser incapacitantes.