Los pobres de ayer y hoy

RAÚL ABRAHAM CASTRO CORONA

Tinta ITAM

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) mide la pobreza en México y evalúa los programas que buscan combatirla. Recientemente se publicaron los resultados de las mediciones correspondientes a 2014; naturalmente el tema se trató en los principales diarios y noticieros. Tener como fuente principal de un tema tan delicado –hablar de pobreza en México siempre lo es– a un medio de divulgación sin referirse al informe original es peligroso: se descontextualiza la información y se quita objetividad al análisis. No basta hablar de si hay “menos pobres” o si los programas “funcionan”. Aquí, los tecnicismos pesan: como bien lo mencionara en alguna ocasión el titular del organismo, Gonzalo Hernández Licona, “lo que se mide se puede mejorar.” Mientras más precisas las mediciones de pobreza, se pueden hacer más ajustes y correcciones a los actuales esfuerzos por combatirla.

De 2012 a 2014, la población en pobreza aumentó de 53.3 a 55.3 millones de personas; la pobreza extrema se redujo de 11.5 a 11.4 millones de personas. En el mismo periodo el porcentaje de la población rural en pobreza pasó de 61.6 a 61.1 por ciento (disminuyó) y en el caso de la población urbana la pobreza pasó de 40.6 a 41.7 por ciento (aumentó). En 24 estados de la República se redujo el porcentaje de pobreza extrema. En 8 entidades aumentó. ¿Qué diferencia hay entre niveles de pobreza? ¿Viven mejor los pobres de hoy que los de ayer?¿Qué programas sí muestran resultados y cuáles no (o no se sabe)? Pero si lo que queremos es mejorar la calidad de vida de los más desprotegidos –y no sólo tener menos pobres– entonces se deben considerar las capacidades y libertades para evaluar los niveles de vida de los individuos: ¿Están los individuos bien nutridos? ¿Cuál es su esperanza de vida? ¿Pueden leer, escribir y contar? ¿Pueden usar la educación que reciben? ¿Pueden participar en sus comunidades y en la toma de decisiones que los afectan? Los encabezados de noticias relacionadas con pobreza suelen ignorar estos cuestionamientos y es aquí donde está la clave.

Promover el crecimiento económico para generar desarrollo social es frecuentemente el paradigma ideológico más aceptado en la elaboración de políticas públicas desde las instancias gubernamentales. A pesar de no ser lo mismo, existe evidencia suficiente para defender que el incremento sostenido de la riqueza de un país tiene repercusiones positivas en el nivel de empleo, acceso a bienes y servicios de calidad y, en general, el mejoramiento de las poblaciones más pobres. Así, la generación de riqueza económica representaría un medio para conseguir desarrollo social. El debate en Economía Política ha provocado críticas acertadas a esta aseveración: las condiciones estructurales de un país (v.gr. la calidad y acceso a sus instituciones, la corrupción, la pobre definición de derechos de propiedad o los bajos niveles de productividad) provocan externalidades negativas y por lo tanto un crecimiento desigual e inequitativo. Por ello es importante complementar las acciones federales con concepciones alternativas a desarrollo social como crecimiento económico: desarrollo social como obtención de libertades o desarrollo social como generación de bienestar.

Aproximar una medición de qué tan libre o feliz es un individuo genera dificultades y por ello es frecuentemente subordinada en las decisiones gubernamentales; sin embargo, las reflexiones cualitativas ilustran la complejidad del desarrollo social. Como lo diría Amartya Sen: “Una persona pobre y malnutrida –que ha crecido en la penuria– ha aprendido a lidiar con un estómago vacío y encuentra bienestar en pequeñas comodidades. No desea más de lo que le parece realista.” El desarrollo social en México no sólo concierne a las condiciones materiales de los individuos, sino también a qué pueden hacer y quiénes pueden llegar a ser los pobres de hoy.

Aquí el informe completo de CONEVAL. Enhorabuena por hacer del combate a la pobreza un estudio riguroso y no algo políticamente manipulable.

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@RaulAbCastro