Al cierre del año fiscal 2022, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos detuvo a 30 mil 530 menores mexicanos que viajaron solos y acompañados, lo que es un registro histórico que rompe todos los récords desde el 2019.
De acuerdo con el más reciente reporte de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), de octubre del 2021 a septiembre del 2022 hubo un aumento del 11 por ciento en las detenciones respecto al año fiscal 2021, que registró 27 mil 502 y que hasta ese momento era el de mayor flujo de menores mexicanos.
En el año fiscal 2022 se contabilizaron dos mil 536 menores acompañados, pero la cifra se eleva cuando se suman los niños que viajan solos, pues se registraron 27 mil 994; ambos conceptos, de manera individual o en conjunto, rompen los récords.
Armando “N” es un menor de 14 años que viaja con su madre y dos hermanos más chicos de 12 y 9 años desde el estado de Michoacán, luego de verse desplazados en el 2021 por el crimen organizado, el aumento de la violencia y la muerte de su padre.
“Fue muy difícil salir de Michoacán, porque dejas amigos, escuela y donde estuviste toda la vida. Lo que me preocupa es que dejé a un amigo que era el mejor desde chico. Me quedé hasta primero de secundaria nada más. Yo pienso que ir a Estados Unidos es para trabajar o lo que sea, pero sí quiero volver a estudiar”, explicó a La Razón.
Armando se encuentra actualmente en el albergue Juventud 2000 en Tijuana, Baja California, donde le dieron refugio a él y a su familia tras llegar sólo con su ropa y documentos familiares, pero el grupo no cesa en el sueño de poder ir al vecino del norte a buscar una mejor oportunidad de vida, ya que allá tienen a un familiar que podría recibirlos.
Durante el camino hubo muchas situaciones difíciles que sufrió junto a sus hermanos y madre, como falta de alimento, frío, sed y falta de dinero para abordar camiones o transporte que los acercara a la frontera.
“Pienso que lo que más sufrí fue la muerte de mi padre en Michoacán. Él murió en casa y por eso nos venimos, pero en el trayecto fue comida, sed y dinero. Lo que más extrañaban mis hermanos era a mi padre y fue bien difícil”, narró el menor.
Armando dijo que es la primera Navidad que van a pasar fuera de su casa, pero mencionó que no importa que no haya regalos, sino que estén juntos y sin miedo.
“Tengo varios cuates que ya se quieren venir porque la situación está muy fuerte, porque en la calle pasa mucha gente en carros y con armas y sólo andan molestando a todos, y nosotros ya teníamos miedo”, dijo.
Dolores Medina, madre de Armando, describió que en el municipio de Apatzingán —de donde provienen— hay mucha delincuencia y robos, pero las autoridades no hacen mucho por detener a los responsables.
“Allá le dicen la maña y lo que hacen es comprar a la autoridad, y están con ellos. Si pasa algo, dejan que pase y llegan mucho tiempo después, ya cuando pasaron las cosas. Cuando hay un secuestro, menos lo atienden, porque hasta el momento hay muchos desaparecidos”, detalló.
La madre de familia comentó que es muy difícil salir del lugar en donde vivió toda su vida y comenzar a buscar “algo” desde el inicio, pues llegó a Baja California con mucho miedo porque sintió que en el camino la podían parar y quitarle a alguno de sus hijos.
“Pensamos ir a Estados Unidos porque allá tengo una hijastra y tal vez ella pueda recibirnos; no tenemos de otra”, explicó.
José María García, director del albergue Juventud 2000, lanzó un llamado a las autoridades a actuar de manera urgente y atacar las causas que originan la ola de violencia en estados como Michoacán o Guerrero, que es de donde llegan más mexicanos a su refugio a solicitar ayuda.
“Si no se va a las causas, van a estar migrando de comunidades cientos de personas, pero sobre todo niños que llegan con miedo de que les quieran hacer daño. Tienen que salir porque, si no lo hacen, los jóvenes de 14 años en adelante son reclutados forzosamente por el crimen organizado para hacer cosas ilícitas”, lamentó.
El activista mencionó que los gobernadores y presidentes municipales deben atacar el problema de manera inmediata, para evitar que esos problemas se trasladen a otros estados del país.
“Nosotros advertimos desde el año pasado que había un desplazamiento y éxodo de diversos municipios de Michoacán y Guerrero, porque no los protegen y los menores quedan expuestos”, indicó.
José María García aclaró que es muy difícil que se paren los éxodos de mexicanos a Estados Unidos, porque depende de cómo se atiendan las causas y se combata el crimen organizado.