Decenas de miles de personas mostraron su fuerza política, al llenar ayer el Zócalo de la Ciudad de México y sus calles aledañas, en defensa del INE y para protestar contra el Plan B de la Reforma Electoral que, consideran, representa una amenaza para la democracia.
El Zócalo de la capital mexicana tiene capacidad para alojar a unas 200 mil personas, pero muchos manifestantes no cabían, por lo que tapizaron de rosa también las calles de acceso a la principal plaza del país.
Y es que la mayoría de los manifestantes vestían prendas blancas y rosas, los colores del Instituto Nacional Electoral, y gritaban consignas como: “¡Mi voto no se toca!”.
Por primera vez en este sexenio, la Plaza de la Constitución lució desbordada de opositores, que durante poco más de cinco horas convirtieron la arena más emblemática de la expresión ciudadana del país, en receptáculo de los sentimientos de decenas de miles que ahí se congregaron.
Se trató del segundo intento en tres meses de que su llamado surta efecto para que la Reforma Electoral impulsada por el Gobierno federal sea revertida, esta vez por parte de quien ahora tiene la última palabra: la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
“No podemos permitir que este gobierno siga aplastándonos o, como bien dicen, acabar con el INE, porque eso sería acabar con nuestra democracia. Y traigo el estandarte de la Virgen porque le pedimos que cuide nuestra patria y que a (los ministros de) la Suprema Corte de Justicia los ilumine para que puedan echar abajo el Plan B y no destrozar nuestra democracia”, dijo Guadalupe Muñoz, quien recorrió varios kilómetros, desde el Monumento a la Revolución, con un estandarte de la Guadalupana.
La Reforma Electoral planteada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador fue aprobada la semana pasada. Entre los cambios, prevé reducir los sueldos, el financiamiento para las oficinas electorales locales y la capacitación de ciudadanos que operan y supervisan los centros de votación. A decir de las autoridades policiales de la capital del país, fueron 90 mil asistentes, pero los organizadores señalaron que hubo cerca de 500 mil personas que comenzaron a tapizar, desde las 8:30 horas de este domingo, el Centro Histórico de la Ciudad de México.
No podemos permitir que este Gobierno siga aplastándonos o, como bien dicen, acabar con el INE, porque eso sería acabar con nuestra democraciaGuadalupe Muñoz<br>Manifestante
A su llegada los recibían las melodías de un mariachi y también una gigantesca manta con el rostro del exsecretario de Seguridad Genaro García Luna, con un logo del PAN y la frase: “García Luna no se toca”, que se extendió sobre el edificio frente a Palacio Nacional.
El escándalo del exfuncionario panista, recién declarado culpable de narcotráfico en Estados Unidos y que trastocó el debate electoral, se extendió por las calles aledañas. Pancartas con su fotografía y la frase “¡CULPABLE!” fueron pegadas en todos los puestos de periódico de la zona.
La manta fue arrancada a los pocos minutos y arrojada hacia Palacio Nacional, porque “esto desvirtúa nuestra marcha; de eso no se trata”. En su lugar, se desplegó otra en la que se inscribió la leyenda “El INE no se toca”.
Mientras en el primer cuadro de la capital se daban señales de confrontación por las mantas y mensajes sobre García Luna, los asistentes, que comenzaban a llegar por las vías aledañas, avanzaban en armonía y tranquilidad.
Unos iban a pie y otros por Metro, Metrobús, automóvil propio e incluso autobuses rentados, que acercaron a residentes de zonas como Santa Fe, Coyoacán, Xochimilco, y por los que cada asiento se pagó desde 80 hasta 120 pesos.
Se sirvieron de la tecnología. Mediante grupos de WhatsApp, los ciudadanos se organizaron semanas atrás para este día, pero el intercambio de mensajes se avivó este sábado.
Por esta vía, las 118 organizaciones convocantes distribuyeron las listas de consignas que en la movilización debían ser gritadas y leídas en las pancartas: “¡Corte, escucha! ¡El INE es nuestra lucha!”; “sólo el INE es imparcial para hacer mi credencial”; “¡El INE no se toca!”; “¡A eso vine, a defender al INE!”, eran algunas de ellas.
Pero hubo a quienes el ingenio les dio para llevar sus propuestas en gorras, playeras, pañoletas: “Yo defiendo al INE y no soy clasista”, sostenían en una mano, pero en la otra: “El INE no se toca. Mejor vete a tu rancho”.
Una noche antes, Amira, una de las manifestantes, alistó su “kit de marcha”. Que no se le olvidara su playera rosa, las pancartas que mandó a imprimir, pero sobre todo el agua, protector solar, lentes oscuros y gorra, “era prioridad porque el calor está cañón”.
Los rostros de la mayoría de los inconformes a la culminación del proyecto electoral de la Cuarta Transformación eran poco identificables. Sombreros, gorras, lentes de sol y el cubrebocas —para quienes aún lo usan— impedían apreciar sus expresiones completas bajo los incesantes rayos del sol, que provocaron una sensación térmica por arriba de los 27 grados.
“Yo me preparé desde el miércoles. Mi hermano estudia diseño y le dije que nos hiciera las playeras a mí y a mi familia, y el viernes las mandamos a imprimir. También le hicimos su pañoleta a mi perrita y pues aquí estamos, porque no nos parece justo que hayan aprobado la reforma, porque viola nuestros derechos”, dijo Amira.
La súplica para detener la implementación del Plan B electoral aprobado por el Congreso de la Unión avanzó sobre flores y símbolos religiosos.
A los pies de la Corte, decenas de jóvenes que vestían playeras con logos de la alianza Unid@s dejaron ramos de rosas para decirle al máximo tribunal del país que defienda la democracia y al órgano electoral.
“Sabemos que los ciudadanos no estamos facultados para presentar acciones de inconstitucionalidad, pero sí podemos dar nuestra opinión de manera voluntaria, por escrito, para que sea tomada en cuenta por los ministros al momento de resolver si esas leyes son constitucionales o inconstitucionales”, se leyó en un desplegado que acompañó la “ofrenda”.
La acción fue acompañada de una colecta de firmas de los asistentes que, rumbo a las 11:00 horas, ya habían llenado el Zócalo capitalino para escuchar a la periodista Beatriz Pagés y al ministro en retiro José Ramón Cossío.
Quienes ya no entraron, se detuvieron en las megapantallas colocadas en calles aledañas para atender la palabra de los voceros y luego entonar el Himno Nacional con el que concluyó el acto formal, que duró poco más de una hora.
La alta afluencia no significó una buena venta para los habituales comerciantes de la capital que calman la sed, el hambre y el antojo con refrescos preparados, fruta picada, cocos, elotes y demás chucherías.
Sus puestos pasaban de largo ante los ojos de la mayoría de los manifestantes. “No, pues esta gente se ve que no nos va a comprar… Sí está raro porque siempre vendemos mucho cuando hay manifestaciones, pero ahorita anda muy flojo”, contó una vendedora de mangos preparados, que optó por moverse fuera de la manifestación para recuperar sus ventas que, hasta el mediodía, habían sido nulas.
Mientras la Plaza de la Constitución quedaba vacía, un grupo de al menos 20 simpatizantes de Morena se instaló en la plancha para reprochar la marcha en “defensa” del INE.