“Detectar y explorar mi cuerpo me salvó”
Diana Mojica Avilés, de 39 años de edad, fue diagnosticada con cáncer de mama en 2019, pero más allá de los dolores físicos, lo más difícil de superar fue verse al espejo y observar su cuerpo decaer mientras la enfermedad avanzaba.
“Me estaba bañando, me toqué y sentí una anormalidad, acudí al médico y en junio me confirmaron el cáncer con una biopsia; el desenlace fue que me retiraron un seno luego de cuatro quimioterapias. Lo más difícil era el miedo de que el cáncer se extendiera y el factor emocional, porque aunque sea un factor banal, ver cómo se me caía el cabello fue lo que más me pegó”, explicó a La Razón.
Hasta el momento en que comenzó a perder cabello, pestañas, cejas y notar cambios en las uñas de sus manos, así como en la coloración de la piel, Diana entendió la magnitud de la enfermedad y pensó en la muerte.
“Eso fue lo que más me tumbó, pensar en que iba a morir, porque más allá del dolor físico, el proceso de los cambios fue lo peor, saber que ibas a dejar todo, aparte llegar a las quimioterapias también te tumba”, aseveró.
Diana reconoce que lo que le salvó la vida fue que se exploró a tiempo, pues de no haberlo hecho probablemente no la contaría.
“Detectar y explorar mi cuerpo me salvó la vida. Es importante que las mujeres nos toquemos, no dejemos hacerlo”, asegura, al tiempo que agradece a la vida por haber sobrevivido.
El amor por su hijo le da fortaleza y decisión
Leonor Garnica Aguirre entró a un proceso de reconstrucción mamaria para salir del cáncer que padeció por nueve años. El amor por su hijo la hizo enfrentar el diagnóstico con fortaleza y decisión.
Aunque al momento se encuentra en un estado de salud perfecta tras una intervención quirúrgica y años de atenciones, hubo miedo e inseguridad en el proceso.
“Yo no me quería morir porque tengo un hijo pequeño, y no tenía idea de cómo decírselo, me invadió el miedo en ese momento. Entré en un proceso de reconstrucción porque tenía que luchar para estar con mi hijo; cuando te ves mutilada es un proceso muy fuerte, se me fue la seguridad y la autoestima”, contó.
Ahora ve con mayor optimismo la vida e incluso sale a correr como forma de terapia.
“Antes no corría ni a la tienda, ahora entro a carreras y subo montañas, lo que me ha beneficiado para tener mejor salud física, aparte me siento mejor y llena de vida, siento que puedo enfrentar cualquier cosa que se me ponga enfrente”, aseguró
A raíz de la enfermedad, Leonor decidió ayudar a más mujeres que están en una situación similar, pues el apoyo y palabras de aliento pueden sacar adelante a personas afectadas.
“El mensaje es no temer ante un diagnóstico de este tipo, la autoexploración es fundamental y básica, además es necesario quitar tabúes, porque es una realidad que enfrentan muchas mujeres diariamente”, expresó.
“Salí y ahora estoy más viva que nunca”
Fernanda Delgado, de 34 años, dijo que lo más difícil de padecer cáncer de mama es la incertidumbre, ya que la diagnosticaron hace tres años con la enfermedad en fase tres, pero al paso de las semanas creció 70 por ciento más rápido, lo que la dejó al borde de la muerte.
“Yo ya estaba más allá que acá y mi enfermedad crecía 70 por ciento más rápido de lo normal; desde el principio del diagnóstico mi sobrevivencia no era muy alta, empecé de inmediato con tratamiento y lo peor fue la caída del cabello, pero eso me ayudó a ser más fuerte”, contó.
Para Fernanda lo más difícil fueron los malos comentarios de la gente, que no entiende del padecimiento, sin embargo se levantó con más fuerza.
“Había mucha falta de información y muchos comentarios me dieron en la madre, la negatividad fue muy fuerte, pero salí y ahora estoy más viva que nunca. Es una enfermedad más de la que tenemos que salir a fuerza”, dijo.
A Fernanda le quitaron los dos senos y ahora comenzó un proceso de reconstrucción, porque su enfermedad no fue una sentencia de muerte, sino un diagnóstico del cual era urgente salir rápido. “El problema no es la enfermedad, sino afrontarla e ir a cada consulta. Ahora estoy haciendo un análisis de la reconstrucción e informándome, porque la vida sigue”, señaló.
Por ello, pide a las demás mujeres tocarse y atenderse, “no tengan miedo a un diagnóstico, no se confíen, ni crean en productos milagro, vayan al médico, sí hay futuro”.
Para ayudarse con los tratamientos vende hamburguesas
Patricia Muñoz siempre ha sido alegre y positiva. Su gusto por la comida la llevó a instalar un puesto de hamburguesas para ayudarse con los medicamentos para su tratamiento. A Paty, como le dicen sus amigos, le detectaron la enfermedad en 2019, cuando tenía 49 años.
Lo más difícil ha sido solventar los gastos, pues no cuenta con servicios del Seguro Social y cuando se canceló el Seguro Popular se quedó sin apoyo y se las vio negras, por eso puso un puesto de hamburguesas —Patyburguer— en la alcaldía Gustavo A. Madero, a fin de contar con recursos para sus estudios y medicamentos.
“Sigo en chequeos, me revisan cada tres meses y por ello comencé un negocio de hamburguesas para pagar mis medicamentos, pues me quitaron el Seguro Popular y me quedé indefensa. Ahora vendo comida para ayudarme, ya que hay días en los que tengo que gastas diez mil pesos, me ayudan fundaciones, pero no es suficiente porque es muy caro el tratamiento”, precisó.
Otro de los problemas de Patricia es que al haber perdido un seno y tener 51 años, la discriminan y no le dan trabajo, pues piensan que al tener el padecimiento no tiene capacidades para desempeñar las tareas.
“No me contratan, piensan que soy incapaz; eso no es justo”. Aún así, Paty se siente feliz por estar viva.
No te puedes dejar a la deriva, dice Martha
Plantar cara a la situación y tener una actitud positiva son dos aspectos importantes a la hora de toparse con esta enfermedad para Martha Escutia, quien con 39 años le diagnosticaron el cáncer de mama en octubre de 2020.
“Fui al doctor luego, luego, pero me dijeron que no era nada malo, entonces no le presté la atención adecuada. En octubre de 2020 me di cuenta que la bolita en mi seno ya había crecido mucho y al acudir al IMSS comenzaron rápido el tratamiento. Me hicieron una biopsia y me dijeron que tenía cáncer de mama”, explicó.
Dos meses después le retiraron el seno; lo que más le afectó fue el proceso de quimioterapias y radioterapias que debilitaron su cuerpo e imagen. A pesar de la incertidumbre, Martha pensó que la única solución para sobrevivir era enfrentar la situación. Afortunadamente le dieron incapacidad y no perdió el empleo.
“Me di cuenta que tenía que descansar mucho y alimentarme mejor, sí afecta tu vida, pero no te puedes dejar a la deriva. Aparte, cada mujer tiene la obligación de revisarse para evitar que empeore la enfermedad y abarque más órganos”, señaló.
No es fácil salir de una enfermedad así, dice, pero asegura que el apoyo de la familia, los amigos y una férrea actitud ante la vida, son la mejor manera de salir adelante.