Con veladoras encendidas y una oración, feligreses de la Compañía de Jesús en México y practicantes de la religión católica se reunieron ayer para rendir homenaje a las víctimas de violencia del país y hacer un llamado a la paz.
Con esta acción arrancó en la Estela de Luz de la Ciudad de México la Jornada de Oración por la Paz a la que convocó la Iglesia católica tras el asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora Salazar, ocurrido en un templo ubicado en el pueblo de Cerocahui, en la Sierra Tarahumara, el pasado 21 de junio.
En ese lugar, el padre Jorge Atilano González advirtió que la violencia que se vive en el país “brota de todos lados” y lamentó el deceso de los dos jesuitas, hecho que dijo, “está abriendo una puerta para la paz”.
Sacerdotes y ciudadanos se reunieron a los pies de la Estela de Luz, en el Paseo de la Reforma, donde pintaron un mural en homenaje a las víctimas de desaparición, homicidio y feminicidio.
“No más inocentes sacrificados, no a una estrategia fallida”, “respeto a la vida”, “la unidad de la diversidad”, “paz hermanos, paz para la humanidad”, fueron algunos de los mensajes que escribieron.
Los asistentes guardaron un minuto de silencio, colocaron imágenes de familiares y conocidos y ramos de flores, y encendieron veladoras blancas, como símbolo de paz.
En tanto, en un mensaje, el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa, presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica (Cepali) de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), expresó: “Nuestro México necesita vivir en paz”.
Sánchez Espinosa, arzobispo de Puebla, dijo: “los invito, como lo hemos hecho en otras ocasiones, a hacer nuestro el clamor y el sufrimiento de tantas personas que están padeciendo y han padecido la barbarie de la violencia, y unirnos a la propuesta de la CEM, de la Conferencia de Superiores Mayores y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús”.
En la misa que se celebró en la Basílica de Guadalupe, el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México, Andrés García Jasso, llamó a no acostumbrarnos a los “escenarios de muertos y desaparecidos” y pidió orar por la población mexicana, “para que los menores edad no se contaminen por la cultura de la muerte”.
Desde Veracruz, el obispo Carlos Briseño Arch abogó por la reconciliación, tras hacer un llamado a que los gobiernos tomen las decisiones adecuadas y dejen atrás la confrontación política y “los diálogos de violencia”.
Expertos coinciden en que hay “barbarie”
Roberto Medina, vicerrector de Bienestar y Formación de la Universidad La Salle, afirmó que vivimos en “la barbarie”, en referencia al asesinato de dos sacerdortes jesuitas y un guía de turistas en Chihuahua el pasado 21 de junio.
En entrevista con La Razón, el integrante de la congregación lasallista afirmó: “vemos barbarie… ahora en un templo que tendría que ser un lugar de refugio espiritual donde las personas encuentren paz, tranquilidad, resulta que dos hombres consagrados salen a brindar ayuda, Javier Campos y Joaquín César Mora, a una persona que estaba siendo amenazada, Pedro Palma, y fueron victimados”.
Afirmó que lo preocupante porque hay un plan que regule y brinde contención a este tipo de situaciones, y enfatizó: “cuando escuchas el mensaje del Presidente, esa exhortación a los abrazos y no balazos, y te das cuenta que a la mitad de su gobierno no hay resultados… no sé si eso lo podríamos calificar como un estado fallido, pero esa política no está generando un cambio”.
El experto en asuntos religiosos, Roberto Blancarte, mencionó que la comunidad jesuita está reclamando debido a la estrategia equivocada del Gobierno federal, que ha permitido que el crimen controle territorios.
“Fue absurdo, los religiosos no estaban involucrados y fue muy obvio que los dos jesuitas de edad avanzada y sin ninguna razón aparente fueron víctimas de violencia. Estamos llegando a una situación grave; el Estado mexicano dejó territorios al crimen organizado y ha militarizado a la sociedad”, dijo.
El estudioso de la libertad religiosa y Estado laico del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, Jorge Traslosheros, indicó que la primera obligación del Estado es garantizar la seguridad de los ciudadanos en todo el territorio.
“No sólo es que sea omiso el gobierno ante al combate al crimen, también hay un estilo de gobernar que implica la violación sistemática a las normas establecidas”, reiteró.