Después de un conflicto familiar, con más de 70 años de edad y problemas de movilidad, “Don Rafa” pasó de estar bajo el cuidado de su hija y nietos a ser un adulto mayor solo, quien únicamente salía de casa para comprar alimentos y regresar a escuchar la radio en una vieja grabadora mientras reposaba en su cama.
En más de una ocasión sufrió caídas en calles del municipio de Ecatepec, en el Estado de México, y dentro de su hogar, en el cual un día quedó atrapado durante varias horas hasta que sus vecinos lo escucharon gritar para pedir auxilio. A pesar de esto, el contacto con sus familiares era escaso, debido a las rencillas que tuvieron.
En México, uno de cada cuatro (el 26.4 por ciento) adultos mayores de 65 años viven solos, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2021 (Ensanut) sobre Covid-19.
Esto representa un incremento de más del doble (114.6 por ciento) respecto a los resultados de la misma encuesta del 2020, que recogieron información entre agosto y noviembre de ese año y que arrojaron una estimación del 12.3 por ciento de adultos mayores en la misma situación.
La encuesta del 2021 revela que el 39.1 por ciento de los adultos no ve ni tiene noticias de alguno de sus familiares al menos una vez al mes, mientras que el 62.5 por ciento reportó lo mismo, pero respecto a sus amigos.
Además, el 23.7 por ciento no considera a nadie de su familia una persona suficientemente cercana como para llamarlos ante alguna situación en la que requieran ayuda, mientras que sólo el 34.1 por ciento solamente cuenta con un pariente a quien podría recurrir.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición también destaca que el aislamiento social y la soledad afectan a una proporción significativa de los adultos mayores, y aquellos que pasan los últimos años de su vida sin compañía son los más afectados.
Esta falta de contacto o aislamiento social, y la sensación de soledad, se han convertido en un grave problema de salud pública actual, ya que implican un mayor riesgo de problemas de salud física y mental, así como el incremento en la demanda de servicios de salud, advierte la encuesta.
Otros resultados revelaron que el 47.2 por ciento afirmó sentir falta de compañía; el 32.4 se siente excluido, y el 33.9 por ciento se siente aislado de los demás, de manera frecuente o algunas veces.
A pesar de que el 73.6 por ciento de los encuestados vive acompañado, esto no garantiza que se desarrollen con plenitud en cuanto a la interacción con otras personas, pues el 58.2 por ciento refirió que ninguna vez convivió con alguien ajeno a su círculo cercano dentro o fuera de su hogar, durante la semana previa a la aplicación de la encuesta.
Sin distinción sobre en qué situación de acompañamiento se encuentran, se observa que, conforme avanza la edad, se está más expuesto a determinados incidentes.
La información deja ver que, en el grupo de 60 a 69 años, el 72 por ciento se ve expuesto a humo o fuego, porcentaje que se eleva en hasta 16.8 puntos porcentuales, al llegar a 88.9 por ciento, en el grupo superior a los 80 años.
Para algunos adultos mayores, el uso de tecnologías y redes sociales representa una alternativa para procurar la interacción; sin embargo, la prevalencia de su uso aún es baja, de acuerdo con los resultados.
Cuestionados respecto al uso del celular, computadora e Internet, el 45.9 por ciento, 88 por ciento y 76.9 por ciento indicaron nunca haber recurrido a éstas herramientas, mientras que el 78.9, 88.5, 98.7, 98.5 y 93.6 por ciento refirieron tampoco haber utilizado WhatsApp, Facebook, Chat, Twitter y YouTube, respectivamente.
Para “Don Rafa”, el intentar utilizar alguna de estas herramientas estuvo lejos de su realidad, pues la situación a la deriva a la que fue dejado por su familia lo redujo a sólo poder conversar con otras personas durante las escasas ocasiones en que ponía un pie fuera de su hogar.
El último día que vivió solo fue aquella ocasión en que quedó encerrado en su propio hogar, pues gracias al llamado insistente de los vecinos, su familia regresó y se lo llevó, únicamente para pasar sus últimos días, pues casi un mes después falleció a causa de múltiples enfermedades que “ya tenía desde hace mucho tiempo.
“Sí, no pudimos estar más tiempo con él porque se presentaron situaciones muy difíciles… Sí nos hubiera gustado estar más con él, pero no se pudo. No pudimos ponernos de acuerdo para saber qué hacer con él; bueno, su situación, para que no se la pasara así, pero intentamos que sus últimas semanas se sintiera acompañado”, dijo otro de sus hijos, en entrevista.
Además, la Ensanut señaló que los principales tipos de accidentes en personas adultas se registraron en caídas nivel piso y un nivel a otro (88.92 por ciento) y lesiones de tránsito (12.6 por ciento).