Ángela Espinoza Flores de 51 años, viajó a la Basílica de Guadalupe con su esposo y nieto desde San Martín Texmelucan, Puebla para pedir a la Virgen de Guadalupe por la salud de uno de sus hijos que reside en Tijuana, Baja California y que tiene Covid-19 a pesar de estar vacunado.
En el templo mariano, Ángela aprovechó la oportunidad para dar gracias a la Virgen porque en 2003 padeció cáncer y logró salir de la enfermedad, a pesar de tener un diagnóstico negativo que la orillaba a la muerte.
“A pesar de todo aquí estoy; le vengo a dar gracias porque en 2003 tuve cáncer y aquí estoy, pero ahora vengo a implorar por mi hijo y mi nuera que están en Tijuana y tienen Covid-19. Ya están vacunados y les dio Covid-19”, contó.
La madre de familia, junto a su esposo y nieto, llegaron en autobús desde Puebla, sin embargo, desde la zona del Aeropuerto decidieron caminar como forma de agradecimiento, además se regresan este fin de semana de la misma manera.
“Nosotros tratamos de hacer nuestra manda de la mejor manera, por ello nos sacrificamos en venir caminando y sufrir un poquito. Nuestra devoción es mucha, pero es sólo parte del sufrimiento que padecemos por el bien de nuestras familias”, consideró.
Como Ángela, la mayoría de peregrinos llegan al atrio guadalupano para agradecer haber sobrevivido a una enfermedad que se ha cobrado más de 296 mil vidas en México
Guadalupe Hernández Lira, de 41 años, llegó acompañado de tres de sus amigos desde Tlaxcala, tras dos días de caminata a agradecer por salir de la pandemia junto a su familia, ya que varios de sus seres queridos estuvieron infectados en 2020.
“Mi fe es mucha y principalmente que nos dé salud, ya que en mi casa nos dio Covid-19 a varios y nos generó afectaciones, pero afortunadamente estamos bien. Lo único que yo pido es salud, como sea lo demás lo tenemos o lo buscamos, pero la salud no”, explicó.
Con mucho riesgo, pero sanos y salvos, llegaron a la Basílica de Guadalupe y planean quedarse al menos este fin de semana en la Ciudad de México, para regresar caminando de nueva cuenta hasta Tlaxcala.
En su trayecto pasaron frío, hambre y sed, pero no bajaron la guardia para llegar a la capital, toda vez que a pesar de traer dinero, no lo gastaron ya que una de sus mandas es sufrir un poco el trayecto para que sus peticiones sean escuchadas.
“Claro que se sufre en todo el trayecto, pero es parte de la manda que hacemos año con año, ya que afortunadamente nuestras peticiones han sido escuchadas y estamos vivos y aquí frente a ella”, aseveró el hombre.
Algunos peregrinos reciben la bendición de un padre que está en el exterior. Otros más ingresan al recinto para escuchar misa, dar gracias y hacer peticiones. Al salir ya con hambre, acuden a degustar algunos antojitos del lugar. Los más cansados por el viaje de varios días, se recuestan en la explanada para descansar un rato.
Hasta ayer, al menos medio millón de personas habían arribado a la Basílica.