Eduardo de Jesús Carballo López, venezolano de 26 años de edad, es uno de los sobrevivientes del incendio en el centro de detención migrante de Ciudad Juárez. Comenta que “desde el día de la quemadera no pude dormir más”.
Agrega: “Siento que en cualquier momento nos puede pasar otra cosa, tengo pesadillas, diario recuerdo cómo alguien gritó: ‘se están quemando, sáquenlos’, pero nadie nos sacaba. Yo fui y me encerré en un baño y me tapé con un suéter, pero cada vez sentía más fuerte el calor y pensé que no saldría jamás”, narra a La Razón.
Eduardo dice que, para él, todo su “sufrimiento comenzó cuando me detuvieron elementos del Instituto Nacional de Migración (INM); yo estaba caminando por la calle, iba para la farmacia, una en donde sabemos que dan más barato el medicamento en el centro; fui para comprar medicamento para mi hija, ella tiene un año y sufre de convulsiones. Yo llevaba mis documentos, me daba miedo eso, porque sé de compañeros que, aunque llevan papeles, se los rompen y se los llevan, y ese día me pasó que me llevaron”, rememora.
El joven venezolano afirma que personal de Migración lo trasladó al centro de detención temporal que se incendió el 27 de marzo pasado.
El Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), una organización que defiende los derechos de las personas privadas de la libertad, envió una misiva a diversos organismos internacionales para denunciar que los centros migrantes no reúnen las condiciones mínimas de respeto a los derechos humanos de las personas que se encuentran allí detenidas.
“Mi esposa Viangly fue a las instalaciones del INM donde me detuvieron, era como una cárcel y yo no entendía por qué todos estaban en esas condiciones. De algunos compañeros sé que les hablaban a sus familiares para pedir dinero y poderlos liberar; mi esposa llevó mis papeles, que acreditan que al menos en México yo soy legal”, refiere.
El rostro de Viangly, esposa de Eduardo de Jesús, dio la vuelta al mundo cuando, desesperada, golpeaba una ambulancia esperando una respuesta de su esposo o de las autoridades que en ese momento dejaron expectantes a los familiares de todos esos indocumentados afuera de la estación migratoria, sin brindarles información alguna.
Eduardo de Jesús Carballo López recibió atención médica en la Clínica 35 del Seguro Social y, debido a la inflamación en su garganta y los daños que tiene en un pulmón, es complicada su comunicación y aún no puede trabajar.
Su habla es lenta y poco articulada, aunque se esfuerza. Además, tiene daño en oídos y ojos, y aún no se sabe si es permanente; clama por justicia, “porque sólo llegué a este país con mi familia para poder llegar a Estados Unidos”.
Después de la tragedia, el migrante de origen venezolano pudo encontrar finalmente parte de su sueño americano pues, a raíz de los acontecimientos, consiguió ayuda de Estados Unidos para recibir atención médica en ese país y, además, su esposa también cruzó la frontera, en espera de recibir asilo y conseguir una nueva oportunidad para ellos y sus tres hijos.
El Salvador pide renuncias por la política migratoria
Luego de dar fin este domingo al proceso de repatriación de sus siete ciudadanos que murieron en el incendio del 27 de marzo en el centro de retención migratoria de Ciudad Juárez, El Salvador exigió la renuncia de los responsables de la política migratoria en México.
Cindy Portal, vicecanciller de Diáspora y Movilidad Humana de El Salvador, dijo: “Estamos exigiendo la renuncia de las personas que son responsables de la política migratoria en México”.
Agregó: “Nuestro país busca un esclarecimiento de los hechos por lo cual hemos sostenido reuniones clave para dar a conocer nuestra posición al Estado de México, los cuerpos de los migrantes fueron entregados a sus familiares en los departamentos de Sonsonate, Chalatenango, La Libertad y San Salvador”.
Asimismo, la funcionaria dijo que el Gobierno de México se ha hecho responsable de “los gastos de repatriación terrestre, así como de los gastos de transporte y estadía de los familiares que viajaron a ese país para identificar los cuerpos”.
Cabe destacar que las identidades de los repatriados no fueron mostradas por respeto a las familias, pero indicaron que se trata de siete hombres con un rango de edad entre los 35 y 40 años.
La funcionaria indicó que en un inicio se habló de 12 salvadoreños fallecidos, pero luego de las investigaciones se confirmó que sólo se trataba de siete. Indicó que otros cinco fueron afectados, dos de ellos se encuentran en estado grave, y los otros tres recibieron la alta médica y continuaron su camino hacia Estados Unidos.
Portal recordó el caso de 14 salvadoreños que fueron asesinados en el estado de Tamaulipas en 2010 y el crimen de la salvadoreña Victoria Salazar hace poco más de dos años en la ciudad de Tulum, Quintana Roo, en el que, según señaló, habrían participado varios policías.
De acuerdo con la SSPC, los restos de los migrantes partieron el sábado en la tarde, cruzaron la frontera hacia Guatemala y, al llegar a El Salvador, fueron llevados en una camioneta Urvan de empresa privada.