Batres dice que se revisará protocolo de seguridad

“Policías iban a apoyar, no a frenar la caravana”

Gobierno capitalino atiende a unas 300 personas, 100 de ellos menores de edad: Sheinbaum; si nos quedamos en Chiapas, no nos dejan seguir: migrantes

Migrantes descansan, ayer, en la Casa del Peregrino, tras llegar a la CDMX.
Migrantes descansan, ayer, en la Casa del Peregrino, tras llegar a la CDMX. Foto: Eduardo Cabrera, La Razón

El secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, aseguró que los policías que el domingo fueron desplegados en la carretera México-Puebla, no tenían orden o intención de impedir el paso a la caravana migrante, sino protegerlos contra accidentes viales en su ruta hacia el albergue ubicado en la alcaldía Iztapalapa.

En conferencia, explicó que con base en la distancia que recorrieron estas personas y las pausas previstas, las autoridades tenían previsto su arribo hasta hoy, martes, aunque aseguró que ya estaban preparados para apoyarlos.

Reiteró que desde la tarde del domingo, representantes de la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX tuvo contacto con la caravana para confirmar si acudirían al albergue que se instaló en el Deportivo Santa Martha Acatitla y si irían a la Basílica de Guadalupe, pero de manera ordenada, y “teniendo conocimiento de que no se permitiría pernoctar en el lugar.

“Ellos no quisieron ir al Deportivo Santa Martha; eso lo supimos hasta que estaban aquí, porque en el transcurso, aunque venían planteando que irían a la Basílica de Guadalupe, no quedaba claro si después regresarían al albergue. Lo que dijeron es que eso lo dirían ya estando en la Basílica”, comentó Batres.

Tras el enfrentamiento entre migrantes y elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, aseguró que se revisará el protocolo en el que 13 elementos de seguridad y cuatro civiles resultaron lesionados.

Por separado, tras formalizar la apertura parcial de la Casa del Peregrino, para dar asilo, alimentos y atención a los migrantes, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, destacó que “nuestro objetivo es que este paso que tienen por la ciudad se haga de manera ordenada y que podamos protegerlos”. Detalló que la caravana está conformada por 300 personas, de las que una tercera parte son menores de edad y jóvenes.

  • El dato: 7 países de Norte y Centroamérica instalaron el Grupo de Acción Inmediata para combatir las redes de trata de personas, responsables del accidente del 9 de diciembre en Chiapas.

“ALLÁ ES MÁS DIFÍCIL”

Con pasos lentos, que parecen que van cargando bultos de 100 kilos en la espalda, los migrantes caminan lo menos posible dentro del albergue improvisado; son las partes de sus cuerpos que más han sufrido por las interminables caminatas.

Llagas, ampollas e hinchazón muestran las extremidades desnudas que sostienen cuerpos con signos de deshidratación, que son frotadas a ratos con ambas manos con ungüentos o sin éstos. Varios de ellos tratan de olvidar el dolor durmiendo profundamente, otros usan cortauñas y alicatas para quitar de tajo piel muerta que se formó en la planta de sus pies y permitir más espacio entre los tenis o zapatos, rotos en su mayoría, que ya no protegen, sino lastiman, por lo que hay quienes ya están descalzos.

“Si nos quedamos allá (en Chiapas), no nos iban a dejar seguir nuestro paso. Aquí dicen que si queremos solicitar ayuda, tenemos que permanecer en la capital para que nos la den, pero no todos nos queremos quedar”, dijo a La Razón un migrante salvadoreño, quien prefirió el anónimato.

En el albergue, las autoridades pusieron dos módulos: uno para realizar pruebas de detección de Covid-19 y otro para vacunar contra la influenza a unos 380 migrantes que ayer pernoctaron en el inmueble de la alcaldía Gustavo A. Madero.

“Muchos traemos gripa y tos, pero es por el cambio de clima y las largas caminatas, las condiciones en las que hemos dormido. Es difícil, pero por algo nos movimos de allá”, comenta a este diario Sol “N”, una de las migrantes.

En el lugar se escucha a personas toser y estornudar; se acercan con recelo a aplicarse la prueba Covid, pues dicen, “es feo no haberse enfermado en una caravana”.

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