Los impactos derivados de la reducción de las actividades económicas por la crisis sanitaria por el Covid-19 pueden generar un aumento de entre 8.9 y 9.8 millones de personas con ingreso inferior a la Línea de Pobreza por Ingresos, para llegar a entre 70 y 70.9 millones, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
En el “Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2020”, presentado ayer, estimó que la pandemia también alcanzaría un incremento de entre 6.1 y 10.7 millones de personas más con ingreso inferior a la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos, de los 21 millones que había en 2018, para sumar entre 27.1 y 31.7 millones.
El organismo refirió que a pesar de una ligera disminución en el porcentaje de población en pobreza laboral, éste sigue siendo mayor en septiembre de 2020 (44.5 por ciento), comparado con el porcentaje de abril pasado (35.7 por ciento).
El Coneval detalló que el estado de Quintana Roo pasó de un tercio de su población en pobreza laboral, hasta 50 por ciento, y Baja California Sur, que era el estado con menores niveles de pobreza laboral, con 18 por ciento, se incrementó hasta 32 por ciento al tercer trimestre de 2020.
Además, se identificó un aumento de 3.4 a 5.2 por ciento en la desocupación registrada entre el primer y el tercer trimestre del año pasado.
También destacó que, aunque la tasa de informalidad se redujo entre abril y septiembre 2020 (de 56.1 a 54.2 por ciento), la tasa de subocupación tuvo un aumento considerable, pasando de 8.5 a 17 puntos porcentuales.
El Coneval apuntó que entre marzo y diciembre de 2020, se registró la pérdida de 709 mil 211 empleos inscritos en el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Coneval auguró que los retos y oportunidades de la política de desarrollo social son evitar que se reviertan los avances obtenidos en la reducción de las carencias sociales hasta 2018, así como reforzar la atención a grupos vulnerables ante la pandemia y garantizar el acceso a la población a los bienes y servicios que hacen posible el ejercicio de sus derechos.
Recordó que de 2008 a 2018 hubo una reducción de la pobreza, de 44.9 a 41.9 por ciento; en la pobreza moderada hubo un incremento de 33.3 a 34.5 por ciento y la pobreza extrema bajó de 11 a 7.4 por ciento.
Por género, el Coneval identificó que las mujeres destinan en promedio 22 horas a la semana a los quehaceres domésticos y 28 al cuidado de otras personas, lo que equivale a 2.5 veces el tiempo que dedican los hombres a estas actividades.
Esto se traduce en que en una menor posibilidad de que las mujeres accedan a un empleo remunerado, lo que se refleja en que una de cada tres mujeres en el país no cuenta con un ingreso autónomo.
Por su parte, la directora ejecutiva de Oxfam México, Alexandra Haas, comentó que el informe del Coneval muestra que si bien entre 2008 y 2018 bajó levemente la incidencia de pobreza, la carencia por acceso a la salud, que pasó de 38.4 a 16.2 por ciento, y acceso a la seguridad social, que bajó de 65 a 57.3 por ciento, “son mejoras marginales”.
Afirmó que con la pandemia se están incrementando más las carencias y circunstancias de desigualdad en México, y, por ello, el Coneval prevé que se incremente entre 8 y 10 millones de personas más en situación de pobreza.
En tanto, el consejero del Coneval, Armando Bartra, coincidió en que, con el impacto de la emergencia sanitaria sobre el empleo, el ingreso y la economía de la familias, “se volvió a los niveles de hace 10 años; volvimos al punto de partida, después de 10 años de esfuerzo, gasto y política social, regresamos en términos de pobreza, sobre todo en pobreza con ingresos, a una situación de una década atrás”.
Como resultado del análisis, el organismo identificó que el esquema de coordinación de la operación de los programas prioritarios se caracteriza por un modelo con áreas de oportunidad que buscan promover la eficiencia mediante la reducción del número de intermediarios en el proceso.
“No obstante, existen oportunidades de mejora en la comunicación entre actores, la calidad de la información del Padrón Único de Beneficiarios, la mejora continua y difusión de calendarios de los programas, así como en la capacitación de los Servidores de la Nación”, resaltó.
El organismo destacó que también “existen áreas de oportunidad en la calidad de información generada para la conformación del Padrón Único de Beneficiarios, mejora continua de los programas y la difusión de calendarios de entrega de apoyos”.
“Bajo la perspectiva de análisis de la atención de las personas en su curso de vida, los Programas Integrales de Bienestar deberían cubrir la totalidad de los riesgos que se asocian con una o más de las cuatro etapas del curso de vida de las personas: niñez, adolescencia y juventud, adultez y vejez”, apuntó.
- El dato: En la población indígena, las diferencias económicas son aun más pronunciadas, pues 57.5% no tiene acceso a servicios básicos en su vivienda y 78.2% vive sin seguridad social.