A la espera por parte de madres y padres de familia que los cambios sean positivos y el desgaste físico y, en algunos casos económico, “valga la pena” porque ellos ahora se ven más atareados, este lunes 24.9 millones de estudiantes volvieron a tomar la mochila para ir a la segunda parte de este ciclo escolar, enmarcado por la entrada del nuevo modelo educativo.
Sofía se levantó temprano, echó algunos libros a la mochila y una muñeca que recibió de Reyes. Su madre afirma verla entusiasmada por volver a la escuela, aunque a ella siempre le ha gustado, pero ahora “más” por la cantidad de actividades que realizan.
Aunque para su hija, que va en tercer grado de primaria en el Estado de México, la escuela le “sienta” bien por las dinámicas que se incrementaron en este nuevo ciclo, la mujer espera que los maestros tomen “conciencia” de lo que esto implica para las familias en otros aspectos: mayores gastos y estrés para sacar tiempo de donde no hay.
“Yo no digo que no hagan tareas o que sean malas, pero en cuestión de organización es mucha presión y es algo que hemos platicado varias mamás. Dejan maquetas, salir a entrevistar personas, comprar muchos materiales para la escuela porque hacen más cosas en la escuela. En mi caso es complejo porque tengo otro hijo en la universidad, apenas entró, y también hay que comprarle sus libros, para los pasajes y sumando los gastos de siempre en la casa una sí se ve apretada de dinero además del tiempo que se necesita para acompañar a los hijos…”, declaró.
Eunice coincide con este último punto. Tiene tres hijos, uno recién nacido, una pequeña que acaba de entrar a primaria y uno que ya va en quinto grado.
A la menor le ha costado menos trabajo, porque entró al primer año a la par que inició el nuevo modelo educativo, así que todo fue nuevo para ella y su proceso de adaptación ha sido más ameno, cuenta su madre.
En cambio, para el mayor ha sido más complejo, pues en palabras de su madre, “la escuela se ha vuelto aburrida” dado que algunos contenidos que corresponden al nivel en el que se encuentra, son repetitivos, pues ya los había revisado el año anterior con el modelo pasado y siente que ahora a diario ven conocimientos similares.
“Me dice que ve ejercicios que ya había visto y no los quiere hacer, a veces ha pasado lo contrario, que son cosas que se le complican y aunque la maestra se ha ofrecido a ayudarnos fuera del horario escolar por medio del grupo de WhatsApp, no ha salido bien. No es posible empatar los horarios de nosotros y los que tiene ella por la tarde. Para mí es complejo porque siento que mi hijo se siente estancado y va a perder el interés en la escuela”, comenta.
Aidé tiene una hija en cuarto grado y afirma que sí hubo cambios “muy fuertes”, porque el nuevo modelo busca que las niñas y los niños trabajen en colectivo, cargan menos libros.
“Sí hay cambios muy fuertes en el modelo educativo; por ejemplo, en la mañana mi hija me dijo ‘ay, se me olvidaba mi libro de defensa personal’, y le dije no inventes, eso no existe, y me dijo ‘claro que sí’, son otro tipo de herramientas que les dan, les explican cómo no ser un bully (buleador) o que es un bully”, comentó.
Para ella, que trabaja la mayor parte del día, le ha resultado complejo adaptarse al ritmo de la Nueva Escuela Mexicana (NEM).