Oscar Osvaldo García Montoya, alías el Compayito. Foto: Notimex
Antes de ser encerrado en una cárcel de máxima seguridad, Oscar Osvaldo García Montoya, el Compayito, aseguró que entre 40 y 50 miembros que pertenecían a su organización de La Mano con Ojos, continuarían operando pese a su captura.
Aún así no pudo llamar a un abogado para que lo ayudara. Uno de oficio identificado como Cesar Morales Gutiérrez es quien lleva su defensa, según el expediente DGIPH/TLA/086/2011 al que La Razón tuvo acceso.
En el mismo expediente iniciado en la Procuraduría de Justicia del Estado de México (PGJEM), aparecen parte de sus declaraciones ministeriales en las que aseguró: “la estructura de mi empresa está dividida por células, en las que yo soy el jefe y tengo jefes de plaza a mi cargo en el Estado de México y en el Distrito Federal.
“Ellos contratan a su propia gente y me tienen que avisar, pero yo sólo tengo contacto con los jefes y ellos con los que ejecutan”.
El hombre originario de Sinaloa, aseguró que siempre daba las órdenes vía telefónica, pocas veces se reunía con sus jefes de plaza.
Cuando lo hacía, explicó, era para proporcionarles “equipo de trabajo como autos, dinero para la nómina, armas, sierras, y cartulinas para escribir los narcomensajes”.
El Compayito, quien fue elemento de la Marina y agente de la Policía Municipal, contó ante el ministerio público que llegó al DF enviado por Edgar Valdés Villarreal, La Barbie y por él suegro de éste, Carlos Montemayor, alias El Charro.
“Desde hace un año me quedé como jefe del grupo, desde que cayó en el reclusorio El Compadre Carlos Montemayor”, declaró.
Tras dar algunos detalles de la gente que trabajaba con él, este el hombre fue encerrado.
Ayer el procurador capitalino, Miguel Mancera, anunció que la dependencia a su cargo ya obtuvo una orden de aprehensión en su contra por el homicidio de cinco miembros de una familia en Tlalpan ocurrido en octubre pasado.