Las serpientes de fuego incendiaron el Palacio Legislativo de San Lázaro. Una sesión de apenas 37 minutos para aperturar el nuevo periodo del Congreso de la Unión pronto fue convertida en tierra de confrontación, desencadenada por la forma en que se rindieron honores a la Bandera de México con apoyo de elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), a quienes se les impidió el ingreso al salón de sesiones por llegar armados.
Desde las 11:00 horas, el cuerpo de la Banda de Guerra del Ejército Mexicano ya practicaba en el vestíbulo principal los toques con tambor, fusiles FX-05 —calibre 5.56, conocidos también como Xiuhcóatl o serpiente de fuego— al hombro.
Pasados 38 minutos, 398 diputados y 83 senadores hicieron el quórum suficiente para que se abriera la sesión del Congreso General y con ello el presidente de la Mesa Directiva, Santiago Creel Miranda, declarara el inicio del segundo periodo de sesiones ordinarias del segundo año de la LXV Legislatura.
Creel Miranda invitó al presidente del Senado, Alejandro Armenta; a los integrantes de las mesas directivas del Congreso y a los coordinadores de las bancadas, a realizar los honores a la bandera afuera del salón de sesiones.
El acto protocolario se dio. El toque de bandera de la Banda de Guerra terminó y la escolta, con fusil y bandera en la mano, terminó su marcha para que luego transcurriera un minuto y medio de silencio, hasta que los legisladores reingresaron al salón de sesiones.
A su regreso, Creel Miranda fue detenido por varios parlamentarios, en su mayoría morenistas, con quienes intercambió saludos, pero también los primeros reclamos por el cambio en el protocolo.
Tomó su asiento e invitó al resto a hacer lo mismo. “Está la bandera afuera, esperándonos”, le dijo a su costado la morenista Karla Yuritzi Almazán. “¿Entonces qué sucede?”, preguntó el panista a sus asesores, mientras la bancada guinda comenzaba a gritar.
“Honorable asamblea, si ustedes me lo permiten, los honores a la bandera se hicieron en el vestíbulo porque los integrantes de la escolta están armados y en este salón de sesiones no pueden entrar armados. Convenimos con la Secretaría de la Defensa el protocolo correspondiente para honrar a nuestra bandera”, intentó explicar.
Los legisladores de su partido, el PAN, y algunos del PRI, le dedicaron palmas, pero los morenistas comenzaron a entonar el Himno Nacional sin que la oposición los secundara.
El coordinador tricolor, Rubén Moreira, extendió las manos en señal de pregunta a sus compañeros; los de Movimiento Ciudadano se miraban unos a otros y se hablaban al oído.
Las estrofas del himno terminaron; los morenistas se dieron un aplauso; Creel Miranda exclamó: “¡Viva México!”, y el pleno respondió.
“Como presidente del Congreso, no puedo permitir armas en este salón de sesiones”, reiteró el diputado, y la furia de Morena se reavivó, tanto que llevó a que panistas, que se encontraban en el otro extremo del recinto, gritaran en defensa del presidente del Congreso.
Encima de emecistas, priistas y perredistas volaron las agresiones verbales: “Traidor a la patria, burro, corruptos, sin seso”, se escuchaba entre las curules guindas. “Vieja pend..., chachalacas”, exclamaban los panistas.
La discusión tuvo tregua mientras se entonó nuevamente el Himno con la Banda de Música del Ejército y los legisladores volvieron a salir para despedir a la bandera.
Se dio lectura del acta de la sesión y se puso a discusión, por trámite, pero al ser acto protocolario, las intervenciones no estaban permitidas; sin embargo, el petista Gerardo Fernández Noroña insistió en querer hablar, pero no se le permitió.
La molestia escaló a lo inédito y la mayoría legislativa, que integran Morena, PT y PVEM, impidió que el acta del arranque del Congreso fuera aprobada, lo cual, sin embargo, no tendrá mayor consecuencia.