En México se llevan a cabo dos mil 560 representaciones en todos los estados de la República referentes a la Pasión de Cristo, expuso el historiador Francisco Ortiz Meléndez, catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien aseguró que “la Semana Santa en México, más que religión, es un arraigo cultural e histórico que retrata una sociedad ecléctica”.
El especialista recordó que, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 77.7 por ciento de la población mexicana se denominaba católica, lo cual representa cerca de 97.9 millones de mexicanos, y que 10.2 millones, aproximadamente 8.1 por ciento de la población total, no profesaba religión alguna; sin embargo, “celebran eventos como Navidad o Semana Santa, e incluso asistiendo a procesiones, aun sin practicar la religión”.
Explicó que esta curiosidad del mexicano, aun no siendo católico, por presenciar representaciones alusivas a la vida y obra de Jesucristo, se deben a una tradición heredada de familia en familia y que incluso a veces influyen factores psicológicos, como la añoranza de un familiar que sí profesaba la religión y, al ya no estar su familiar, la persona aún viva siente cercanía con quienes ya no están.
Ortiz Meléndez subrayó que los cuatro eventos que conjugan más mexicanos alrededor de sus templos son el viacrucis de Iztapalapa, en la Ciudad de México; la Procesión del Silencio, en San Luis Potosí; la Procesión de los Cristos en Taxco, Guerrero, y la Procesión del Silencio de Santiago de Querétaro, Querétaro.
A propósito de la Semana Mayor, Roberto Díaz Portillo, académico del Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE) y la Facultad de Artes y Diseño (FAD) en Taxco, consideró que la celebración en este lugar, “desde la perspectiva histórica, ha estado compuesta por la nostalgia de la gente, que no quiere ni debe renunciar a sus tradiciones, pues esto le da identidad a México”.
En entrevista con La Razón, recordó que el inicio de la tradición en Taxco es atribuida a la gran religiosidad profesada por los habitantes de esa ciudad, y que según los cronistas data de 1598, aunque en los archivos de la parroquia de Santa Prisca y San Sebastián se encuentran registros de los primeros permisos otorgados por la Iglesia para celebrar una procesión del Cristo del Santo Entierro, en 1600.
Posteriormente, en los años 40 del siglo pasado, “la tradición del pueblo de Taxco tomó fuerza y ojo a nivel internacional, y sólo dos años fue suspendida esta tradición, cuando se dejó de realizar por la pandemia; sin embargo, el turismo extranjero que se hace presente aquí es impresionante”, contó.
Respecto a la gastronomía, durante esos días se preparan tortas de arroz, papa, ejotes, habas, así como pescado fresco o seco en sus diferentes variedades, huauzontles, flor de zompantle en chile rojo, chiles rellenos, calabacitas y nopales, refirió el historiador por la UNAM.