Bajas reservas de agua auguran “fuerte crisis”

Sequía histórica alcanza ya al Valle de México

Reducen suministro del líquido; Cutzamala, al 39% de su capacidad, 12 alcaldías y 14 municipios de Edomex afectados

Presa villa Victoria, el pasado 16 de mayo.
Presa villa Victoria, el pasado 16 de mayo.Foto: Cuartoscuro
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La profunda sequía en el país, que el 30 de septiembre pasado llegó al segundo punto más alto en las últimas dos décadas, con 88.88 por ciento de la superficie del país afectada, alcanzó ya al Valle de México luego de que se anunció una reducción, desde ayer mismo, en las entregas de agua del Sistema Cutzamala, que se encuentra al 39 por ciento de su capacidad y es el más bajo en los registros históricos.

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) anunció que, a partir de ayer se redujo la entrega de agua al Valle de México en un metro cúbico por segundo, debido a que es necesario asegurar el abasto para los siguientes meses.

De acuerdo con la dependencia federal, al cabo de una reunión con el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) y la Comisión del Agua del Estado de México (CAEM), se llegó al acuerdo de reducción, pues el nivel conjunto de almacenamiento del Cutzamala ha disminuido a consecuencia de la sequía.

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Hasta este lunes, dicho sistema, integrado por las presas El Bosque, Valle de Bravo y Villa Victoria, tenía un almacenamiento de 309.99 millones de metros cúbicos, cifra que representa 39.6 por ciento de la capacidad total del Cutzamala, nivel más bajo registrado históricamente.

“Ello ha hecho necesario tomar medidas coordinadas con base en elementos técnicos para asegurar el abasto de agua potable a la población, dada la severa sequía, que se ha reflejado en la baja captación de agua de lluvia”, destacó la dependencia.

Para mitigar esta disminución, la Conagua, Sacmex y CAEM están realizando trabajos coordinados para generar agua de otras fuentes, como la perforación de pozos y la Presa Madín.

El pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) para el 2024 fue de un aumento de lluvias en la temporada de huracanes; sin embargo, ésta quedó abajo de las previsiones, lo que no alcanzó a llenar las presas.

En este contexto, el almacenaje de las 210 principales presas del país se ubicó esta semana en 49 por ciento, pues, aunque se registraron fuertes precipitaciones por el paso de dos fenómenos climáticos simultáneos en el océano Pacífico, no fue suficiente para llenar más los embalses.

Por esa razón, las autoridades de los estados comenzarán el suministro extraordinario a través del uso de pipas.

En la Ciudad de México, las alcaldías afectadas son Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Benito Juárez, Cuajimalpa, Coyoacán, Cuauhtémoc, Iztacalco, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Miguel Hidalgo, Tlalpan y Venustiano Carranza, además de 14 municipios mexiquenses.

Bajas reservas de agua auguran “fuerte crisis”

Las reservas de agua no serán suficientes para afrontar la demanda del próximo año en México, a pocos días de que se inicie la temporada de estiaje, por lo que especialistas en el tema demandaron se dé una declaratoria de seguridad nacional.

A pesar de que el pronóstico de lluvias en el 2023 era alto, no se han registrado muchas precipitaciones en territorio nacional, lo que afectó el almacenamiento en las presas del país, pues actualmente el 56 por ciento de esos embalses presenta un llenado a menos de la mitad de su capacidad total.

De acuerdo con el monitoreo de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), hasta el pasado 10 de octubre 119 presas, de las 210 que analiza, se encuentran por debajo del 50 por ciento y éstas se encuentran en 23 entidades del país.

Aguascalientes (5), Baja California (2), Chiapas (2), Chihuahua (6), Coahuila (2), Durango (7), Estado de México (8), Guanajuato (9), Guerrero (1), Hidalgo (5), Jalisco (7), Querétaro (7), Michoacán (11), Morelos (1), Nuevo León (3), Oaxaca (1), Puebla (1), San Luis Potosí (6), Sinaloa (9), Sonora (7), Tamaulipas (10), Veracruz (1) y Zacatecas (8) son las entidades donde están los bajos niveles de agua en sus embalses. Además, tres de Querétaro y dos de Sonora se tienen cero por ciento de almacenaje.

Al respecto, el exdirector de la Conagua, José Luis Luege Tamargo, explicó que la temporada de huracanes, no obstante que pueda causar daños, tiene un beneficio directo en las presas del país, pues las llena para los siguientes años; sin embargo, aclaró que, pese al pronóstico que se generó este año, de hasta 38 ciclones tropicales en ambos litorales, ha habido 32 y con escasa abundancia de precipitaciones, lo que afectó el almacenamiento.

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“Fue tan fuerte la sequía que tuvimos, que el llenado de presas no será suficiente para 2024, porque la falta de huracanes o fenómenos climáticos como esos grandes transportadores de agua, no alcanzaron a llenar las presas (...) Las presas están en total en 49 por ciento, cuando deberían estar al menos a 70 por ciento”, explicó.

De acuerdo con el registro de la Conagua, hasta el momento la capacidad total de las 210 presas es, efectivamente, del 49 por ciento. Luege Tamargo dijo que las precipitaciones que se han generado en los últimos días, por el paso de dos ciclones tropicales simultáneos en el Pacífico, no van a ser suficientes para aumentar los niveles de las presas, además de que a finales de octubre comienza de nueva cuenta la temporada de estiaje.

“De finales de octubre hasta mayo se desarrolla la temporada seca, por eso se deben tomar medidas para cuidar el agua que se tiene en las presas. El informe del Meteorológico Nacional es que (el 2024) será un año seco, por lo que se necesitan más fenómenos climáticos como Lidia, porque ese no fue suficiente”, dijo.

Indicó que los estados del Bajío y Centro están afectados por la sequía que se ha vivido desde hace dos años y, por ello, se debe tener una declaratoria de seguridad nacional para la crisis que se avecina por la falta de agua, pues vaticinó que se vienen daños al campo, lo que se puede traducir en pérdidas y baja producción, mientras que las personas se verán afectadas por el abasto.

La declaratoria de emergencia, de acuerdo con Luege Tamargo, supone aumentar el presupuesto nacional para mejorar la infraestructura de todos los organismos dependientes de Conagua en los estados, así como reforzar las políticas para racionar el recurso y la perforación de más pozos, con el fin de contar con mayor cantidad de agua o administrar adecuadamente la que se tiene.

Sólo en los tres primeros trimestres del año, la cantidad de hectáreas siniestradas en el campo (502 mil 550) alcanzó su nivel más alto desde el 2018. Datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, que reporta la siembra y cosecha de productos como frijol, maíz y arroz, indican que el nivel de este año es 679 por ciento mayor a la del 2022 en el mismo periodo y una de las causas principales de esta situación es la falta de agua para riego.

La información también señala que el cultivo más afectado es el frijol, ya que entre enero y septiembre de este año se han siniestrado 165 mil 715 hectáreas, cuando el año pasado se registró la pérdida de solamente mil 194 hectáreas.

Pedro Ponce, investigador de la Universidad Autónoma Chapingo, mencionó que la falta de agua perfila un problema de escasez para el siguiente año, lo que se verá directamente en un impacto en el consumo doméstico y en la agricultura.

“Se viene una crisis fuerte en el campo, porque seguramente se van a dejar de producir algunas hectáreas, sobre todo los productores de riego, que necesitan mucha agua para alfalfa, calabaza, jitomate, chile, cebollas o rábanos, pues podrían subir los costos por kilo”, explicó.

Indicó que también puede traer riesgos en la producción de otros granos, principalmente en Sinaloa, donde se registra fuerte sequía, pues la producción de maíz de riego, forrajero y elotero, se puede ver en riesgo. En esa entidad hay nueve presas en bajos niveles.

Gerardo Noriega, también investigador de la Universidad Autónoma Chapingo, mencionó que “es preocupante la situación de las presas” debido a que la falta de lluvias se ha ido asentando al paso de los años y, por ende, cada vez son más las afectaciones en el abasto de agua, que derivan en crisis para el campo.