Así que el presidente municipal de Cajeme, Sonora, Javier Lamarque Cano, redujo la jornada violenta del pasado domingo en Ciudad Obregón a un problema de semántica. El alcalde morenista dijo ayer que se trató de “un domingo violento, pero no sangriento”. Vaya consuelo el que seguramente sintieron los centenares de ciudadanos que entraron en pánico al escuchar las balaceras. Lamarque se lanzó contra quienes, dijo, “parecen interesados en magnificar los hechos para sembrar zozobra”, pues fue un hecho lamentable, pero no como lo que se difunde en los medios y en las redes sociales. Alguien debería aclararle que la zozobra de la ciudadanía la produjeron las fuertes detonaciones de armas de fuego y las persecuciones en vehículos, no las publicaciones posteriores, que dieron cuenta de los hechos. A imagen y semejanza de gobernadores y de liderazgos de su partido, Lamarque se fue por el camino fácil. En fin.
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