“El riesgo latente que vivimos las mujeres de ser víctimas de violencia nos ha robado nuestra tranquilidad y nuestra libertad, y no nada más a las mujeres, sino también a los hombres porque se quedan con la angustia de ver salir a sus mujeres y saber que corren todo tipo de peligros”, consideró Becky Espinosa de los Monteros, víctima del feminicidio de su hija Karen.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, recordó por lo que pasó hasta lograr la primera condena vitalicia por feminicidio en México. Luego de un largo juicio de tres años, Fernando González García fue sentenciado a la pena máxima por los feminicidios de Karen Esquivel Espinosa, de 19 años, y Adriana Hernández, de 52, cometidos en septiembre de 2016 en Lomas Verdes.
“Por ser la pena máxima por feminicidio con agravante para cada una de estas mujeres, se refiere a más de 70 años de condena, multiplicado por dos son 140. Automáticamente se convierte en una sentencia vitalicia”, comentó Becky quien opinó que este dictamen debe servir de ejemplo para que lo piensen antes de agredir a una mujer.
Relató que vivió en carne propia la violencia de género llevada al extremo, pues llevó a su hija al trabajo y no la volvió a ver, porque el responsable fue un empleado de su trabajo.
“Entonces, el riesgo está en todos lados, por andar en la banqueta, afuera de la casa, al dar la vuelta, en la frontera, donde hay mucha gente desgraciadamente enferma que no tiene valores”, refirió.
El riesgo está en todos lados, por andar en la banqueta, afuera de la casa, al dar la vuelta, en la frontera, donde hay mucha gente desgraciadamente enferma que no tiene valoresBecky Espinosa de los Monteros, Víctima del feminicidio de su hija Karen
Apenas el lunes, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Rosa Icela Rodríguez, informó que en octubre de este 2021 se registró una disminución del 14.8 por ciento en los delitos que el Gobierno federal cataloga como feminicidios.
“Ojalá que no dieran esas cifras, ojalá no ocurrieran. Es increíble que ahora nos manejemos de esa manera, debería ser algo que no debería existir”, señaló al reconocer que a pesar de que se han abierto espacios para las mujeres lo que no ha cambiado es la inseguridad que viven.
“Cuando murió mi hija, yo lo que le aconsejaba a las jóvenes es que se cuidaran mucho, que tuvieran ojos por todos lados; que se fijaran en dónde entraban a trabajar, porque hay mucha gente que les envía propuestas de trabajo por Internet para modelos y resulta que es trata de personas”, relató.
La mujer recordó que su hija trabajaba en un gimnasio para damas, por eso la dejó entrar a trabajar ahí y al final el sujeto que la agredió era empleado de la propia empresa. “Con qué tranquilidad puedes dejar, como padre, como madre, a tus hijos emprender su vida en su despertar; estaba chiquita, tenía 19 años”, narró.
La serie de trámites e instancias por las que tuvo que pasar hicieron que por momentos acabara cansada, pero no desistió, pues tuvo que ir a las fiscalías de desaparecidos, luego de secuestros, de homicidios y de feminicidios, en cada paso la carpeta iba de mano en mano y en algunos casos era como empezar el proceso como en un inicio.
“Esa es otra pesadilla. Yo me eché tres años en juicios, viendo al agresor de mi hija; te imaginarás todo lo que pasaba por mi mente cuando lo tuve enfrente y no lo puedes ni voltear a ver feo porque se te viene encima derechos humanos”, recordó la mujer.
Ahora Becky apoya una campaña de Amnistía Internacional en la que promueve la difusión de una canción llamada “Hasta ser escuchadas”, compuesta e interpretada por Lu Ruenes, Regina de Ovando, Sofía Peña y Ed Vinton.
“Cada vez que se escuche esta canción en las plataformas hay una donación para ayudar a los familiares de víctimas de feminicidios, pues en muchos casos no cuentan con los recursos para seguir adelante con los procesos judiciales que enfrentan”, indicó.